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sábado, 2 de diciembre de 2017

Chasing Excellence - Prefacio



PREFACIO

23 de mayo, 2014
Copenhague, Dinamarca.

Aunque ahora es difícil de imaginar, hubo algún tiempo en el que Ben Bergeron no era mi entrenador.

En 2014, durante los Juegos Regionales de CrossFit en Europa, no tenía ningún entrenador. Ya había estado en los Games dos veces antes. Me encontraba en la línea de salida esperando el inicio del Evento 5, estaba a punto de regresar a los Games por tercera vez. Estaba en primer lugar general, pero no me sentía así. Mientras miraba las cuerdas colgando al fondo del piso de competición, una abrumadora sensación de miedo me invadió. Este era el evento importante – el único que me podía dar o quitar mis posibilidades de calificarme a los Games por tercera ocasión.

El Evento 5 se trataba de 10 escaladas de cuerda sin utilizar las piernas, contra reloj. Eso era todo. No había ningún lugar donde esconderse. Era fuerte, atlética y me sentía confiada respecto a todos los eventos de los Regionales – excepto en ese. Las escaladas de cuerda siempre habían sido difíciles para mí. Cuando las practicaba en casa, no lograba terminarlas en el tiempo límite de 11 minutos. Y además, para asustarme más, observé como la mayoría de las mujeres en los 3 heats previos al mío lo habían terminado fácilmente. Hice cuentas – y me percaté que  si no terminaba este evento, no calificaría para los CrossFit Games ese año.

Tan pronto como estuve en la línea de salida, mi estómago se hizo nudos. Sonó la chicharra, y momentáneamente olvide mi miedo mientras la adrenalina aumentaba rápidamente mientras corría hacia la cuerda. Hice una escalada de cuerda y woah! – ¡sentía como si estuviera volando! ¡Me sentía estupenda! Salte sobre la cuerda tan pronto como me sentí lista e hice otra subida. Hasta ese momento iba todo bien – me estaba moviendo tan rápido como podía. Termine mi tercera y cuarta trepada y, wow, creí que lo haría muy bien en este evento.

Y después, todo cambió. Durante la quinta trepada, sentí un jalón en mis bíceps y el agarre en mis antebrazos empezó a desvanecerse. Pude realizar la trepada pero tuve que balancearme mucho y hacer pequeños jalones. Durante la sexta ronda sabía que estaba en problemas – la sexta trepada se llevó todo lo que me quedaba. Tuve que descansar más y más entre cada escalada, lo cual alimentaba mi creciente sentido del pánico; mire a mi alrededor y las otras atletas aún se movían continuamente para terminar el evento. Yo sabía que necesitaba más descanso, pero no pude parar, no me podía quedar atrás.

En ese momento no lo sabía, pero la séptima escalada cambiaría el resto de mi vida.

Casi logre terminarla – no estaba a más de dos pies de lograrlo. Todo me ardía, pero tenía que llegar hasta arriba. Cada escalada de cuerda era muy valiosa. No podía fallar en esa. Estaba tan cerca – todo lo que tenía que hacer era estirarme y tocar el travesaño con una mano. Sentía que no estaba ahí, pero tenía que intentarlo. Tenía que estar ahí. Por favor, que estuviera ahí. Lo intente y di todo lo que tenía, pero no lo logre. Resbale por todo la cuerda, las palmas de ambas manos se quemaron por el rozamiento, los costados de mis dedos me ardían.

Caí sobre mis rodillas, escondí mi rostro entre mis manos y empecé a llorar, justo ahí en el piso de competición. Aún quedaban más de tres minutos para terminar el evento, pero yo ya me sentía como si hubiera fracasado. Mi cabeza estaba por todos lados. Yo sabía que si no hacía esta escalada y terminaba el evento, no calificaría para los CrossFit Games. El pensamiento fue tan devastador, aún se siente como si no hubiera pasado ya. Fue en eso momento cuando supe que no lo lograría y estaba destrozada. Me rendí. Después del evento, caí del primer al sexto lugar en el tablero de posiciones – lo cual me dejo fuera de los Crossfit Games.

Ben Bergeron no era mi entrenador en esa ocasión, pero ya había trabajado con él algunas veces, y éramos amigos. Después de no calificar para los Games, recibí un mensaje de texto de él. “Sé que no lo ves ahora, pero esto es lo mejor que te pudo haber pasado”. ¿La mejor cosa que me ha pasado en vida? Estaba tan enojada con él. ¿Cómo podía decir eso de algo tan devastador para mí? Me tomó una semana responder su mensaje. Ahora recordamos es mensaje y nos reímos… porque él tenía razón.

Después de los Regionales, tuve mucho tiempo para la auto – reflexión. Podría ser que me perdí los Games porque falle físicamente. Pero sabía que eso solo era una parte de la historia. Sí, mis escaladas sin utilizar las piernas necesitaban trabajarse más. Pero también mi mente. Al final del año, empecé a trabajar con Ben como mi entrenador de tiempo completo. Me mude de Islandia a Boston para entrenar con él en su gym, el CrossFit New England (CFNE).

Al principio, adoptar los conceptos de Ben fue como aprender a escribir con mi mano izquierda. Su enfoque hacia todo era algo muy diferente a cualquier cosa que yo hubiera experimentado. CFNE era un gym, pero se sentía más como una especie de fraternidad universitaria. En una ocasión, después de una sesión de entrenamiento particularmente frustrante, me arranque mi faja, la lance lejos, y salí furiosa. Ben me dio un minuto, después fue hacia donde yo estaba. Con su usual calma estoica, se acercó y me dijo, “así no hacemos las cosas aquí.” Inmediatamente me di cuenta que a lo que él se refería en realidad era – así no es como nos comportamos aquí.

Así es como son las cosas con Ben. Él se concentra en desarrollar el carácter, porque él cree que mejores personas hacen mejores atletas. En aquellos primeros meses, hablamos de cosas como el tener una mentalidad positiva y mantener el control como  una manera de reaccionar ante cualquier evento, ya sea que se tratará de fallar una “squat clean” o derramar café en mi auto. Observé lo mucho que él amaba y se preocupaba por su familia, de sus amigos y de los miembros de su gimnasio. Solo estando cerca de él, aprendí a creer en mi misma mientras mantenía los dos pies en la tierra. Frecuentemente, Ben hablaba sobre la mentalidad – antes de los entrenamientos, después de los entrenamientos, y a veces, durante los entrenamientos. Me enseñó en que concentrarme, y que ignorar. Vivía con su familia en aquella época, así que hablábamos sobre mentalidad incluso cuando no estábamos en el gym – en el auto, durante la cena, en todos lados.

Con el tiempo, me empecé a empapar de ello. Me ponía más atlética cada día, pero el verdadero crecimiento estaba ocurriendo entre mis oídos. Hicimos thrusters, y pull ups y muchas escaladas de cuerda, pero en lo que realmente nos concentrábamos era en mi mentalidad. Gracias a Ben, me estaba convirtiendo en una mejor persona. Al principio fue sutil, pero después fue imposible de ignorar el hecho de que – mientras más crecía en mi carácter, más mejoraba como atleta.

Es imposible pasar tiempo con Ben sin convertirte en una mejor persona. Además de mi abuelo no hay nadie que yo conozca que viva con más integridad. Ben siempre hace lo correcto. Él sabe lo que es más importante para él, y tiene valores inflexibles respecto como vive, respira y enseña a otros. Una de las primeras cosas que notas cuando entras a CrossFit New England es – la forma en la que todos miran a Ben. Una vez que el empieza hablar, todas las miradas están sobre él. Los atletas, competidores, y los miembros regulares le prestan la misma atención. Sin exigirla, él tiene toda la atención en el salón.

La gente busca y sigue a Ben por el ejemplo personal que él representa. Él trabaja durísimo, más tiempo y de una forma más inteligente, y es más dedicado, apasionado, orientado a los detalles y entusiasta que cualquiera que haya conocido. Él vive en una constante búsqueda de la excelencia y lidera con el ejemplo durante cada segundo de cada día. 

Desde muy al inicio, los estándares de Ben por la excelencia me hicieron esforzarme más. Sé que no soy la única; creo que cualquiera que viene a entrenar con Ben entiende: “Wow, ahora ya lo sé, con que eso es trabajar duro”. Creía que ya sabía lo que era trabajar duro antes, pero Ben me enseño la diferencia entre poner mucho esfuerzo en algo y dar todo lo que tengo en algo. Él hace esto muy sutil y calladamente. Ben nunca dice mucho. Él escoge sus palabras cuidadosamente, así que si alguna vez obtienes un “buen trabajo” o  un “bien hecho”, sabes que hiciste algo especial. Lo que hace a Ben tan único es que te lleva a dar lo mejor de ti sin ninguna presión. “sin presión” suena fácil, pero – dar lo mejor de ti demanda de todo de lo que eres capaz, y dar todo de lo que eres capaz es muy difícil. Ben nunca espera de mí, o de cualquier otro atleta, más de lo que somos capaces, pero el siempre espera que demos todo lo que tenemos. Eso fue lo que me engancho al principio. Fue el reto de entregar constantemente lo mejor de mí, a cada momento.

El proceso es algo en lo que Ben pone mucho énfasis, pone más atención en el esfuerzo que realizó, más que en la cantidad de peso que levanté o lo rápido que lo hice. Fue durante mi primer año de entrenamiento con él que me enamore del proceso. Respondía a las ideas de Ben, su entusiasmo, su energía. Empecé a entender el reto de despertar cada día con la idea de ser mejor. Aunque me mudé al otro lado del mundo con la meta de regresar a los CrossFit Games, Ben y yo nunca hablamos sobre los Games. Nunca hablamos sobre calificar, nunca hablamos sobre el top ten, y ciertamente nunca hablamos sobre ganar. De lo que hablábamos fue de dar todo el esfuerzo en cada momento de cada día, y convertirme en la mejor persona que pudiera ser.

Recuerdo la primera vez que realmente entendí lo que eso significaba. Fue durante los CrossFit Games de 2015, justo antes de un evento de escalada de cuerda – un evento que era mi debilidad, aquel que me alejó de los Games el año anterior. Estaba nerviosa; sabía que las otras competidoras serían más rápidas que yo. Yo había estado haciendo bien las cosas en todos los eventos hasta ese momento – de hecho, estaba en primer lugar del tablero de posiciones. Eso significaba que tenía que vestir la playera de líder. Por supuesto, pensé que como yo estaba usando la playera de líder, todas las miradas estarían sobre mí, lo cual me hizo sentirme mal. Perfecto, empecé a asustarme y me puse a llorar en el área de calentamiento.

En aquel momento de miedo, ansiedad y frustración, recuerdo decirle a Ben, “por favor solo di algo; lo que sea.” El me miro y me dijo que la playera de líder no importaba. Él dijo, nosotros no lo hacemos por el tablero de posiciones. Es sólo un tablero sin significado a medio fin de semana, y tú siempre darás todo lo que tienes, sin importar en qué lugar del tablero estés. Él me recordó lo mucho que trabajamos las escaladas de cuerda. Y realmente habíamos trabajado mucho en eso, de hecho, trabajamos casi todos los días en la escalada de cuerda desde que empecé a entrenar con él. Me recordó lo mucho que había mejorado en mis escaladas y fue capaz de cambiar mi mentalidad de estar nerviosa sobre lo rápidas que serían las otras chicas a una mentalidad de estar emocionada para salir y demostrar lo mucho que habíamos mejorado con las escaladas de cuerda. Él dijo, “solo somos tu y yo ahí afuera”. “No es diferente a estar en el gym en casa”.  Dijo que solo tenía que salir y hacer una escalada de cuerda. Y yo pensé: yo puedo hacer eso. Luego él dijo “después de la primera escalada, descansa hasta que te sientas lista”. “Después haz una más”. Eso no parecía tan difícil. Dos escaladas de cuerda, esa se convirtió en mi meta.

Recuerdo vívidamente cuando estaba en el gran campo de fútbol soccer, mirando hacia las cuerdas. Solo hice lo que Ben dijo, y sentí como la confianza llegaba a mí. Siempre había tenido la voz de Ben en mi cabeza, pero ahora venía desde dentro de mí no desde fuera. Termine haciendo 3 escaladas de cuerda en aquel evento. Termine dentro del tiempo límite, termine en lugar 15, y perdí la playera de líder, pero no me importo. Fue el momento más feliz que había tenido en toda la semana de los Games – por primera vez, había entendido que al maximizar mi potencial podía “ganar”, incluso aunque técnicamente eso no se reflejará en el tablero de posiciones. Sí, claramente estaba compitiendo contra otras mujeres – pero dentro de mí, no estaba compitiendo con otras. Yo estaba compitiendo contra la mejor versión de mí misma. No puedes ser mejor que la mejor versión de ti misma.

Ganar los Crossfit Games 2015 fue un momento primordial en mi relación con Ben – no porque ganamos los Games, sino porque en ese momento se validó por completo nuestra forma de entrenar en general. No es sobre las grandes metas. No es sobre la confianza de ser capaz de hacer algo y decirlo en voz alta. Es sobre la concentración y la dedicación en cada tarea que tengas a la mano, no importa que tan pequeña, se trata de dar lo mejor de ti en cada momento. Ben y yo nos referimos a ello como si estuviéramos en la playa. No miramos la playa entera; nosotros nos enfocamos en cada grano de arena. Nosotros solo miramos un grano de arena a la vez,  y ese grano de arena tiene nuestra completa atención. Después de un día entero de concentrarnos en un grano de arena, dejamos la playa. Ahí es cuando miramos la playa por completo. Ahí es cuando miramos la belleza de todo y reflexionamos sobre ello.



Además de mis abuelos, no hay nadie en este mundo que tenga más impacto en mí que Ben Bergeron. No hay un día que no piense lo afortunada que soy al haber terminado en Nueva Inglaterra con Ben como mi entrenador. He crecido mucho como persona gracias a él, y los rasgos de carácter que él me ha ayudado a desarrollar como – gratitud, humildad, dedicación, positividad, equilibrio, concentración, resiliencia, y el anhelo por mejorar continuamente – tienen más que ver con las cosas importantes en mi vida que con los CrossFit Games. Cuando mi carrera atlética se termine, cuando mis medallas de oro estén llenas de polvo y la competencia sea solo un recuerdo, seré, así como muchos otros, la persona que soy ahora gracias a Ben Bergeron. No importa a donde me lleve la vida, las lecciones de Ben serán siempre parte de mí. Cuando tenga mi propia familia, pienso transmitirles esas lecciones.

Ben y su familia se han convertido en mi familia, y espero que tenga la oportunidad de hacer una fracción de lo mucho que ellos han hecho por mí. Por Ben siento un gran amor y admiración. Su amistad, sabiduría y amabilidad son regalos que atesoraré por siempre.

KATRIN DAVIDSDOTTIR,
CAMPEONA DE LOS CROSSFIT GAMES 2015 & 2016




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