CAPITULO 1
COMPROMISO
La mayoría de la gente desperdicia las
oportunidades, porque se presentan vestidas en ropa de trabajo y representan
esfuerzo.
- THOMAS EDISON
MARTES, 19 DE JULIO DE 2016
PLAYA DEL HOTEL MARRIOT EN MANHATTAN
CARSON,
CALIFORNIA.
En la
producción del documental de los CrossFit Games 2016, el comentarista Rory
McKernan dijo que “ser un atleta de los CrossFit Games es básicamente una
enfermedad mental”.
Bajo esta
definición, entonces la playa del Hotel Marriot en Manhattan California, donde
estamos comiendo ahora, es un manicomio. Los ochos atletas con mejor condición
física del mundo están reunidos aquí, en la recepción del hotel de los CrossFit
Games, para la recepción anual de bienvenida con la que inicia una larga semana
para encontrar a la mujer y al hombre con mejor condición física.
Estoy aquí
porque soy entrenador de tres de ellos – Katrín Davidsdottir, Mathew Fraser y
Cole Sager. Ellos, al igual que cualquiera en esta habitación, son atletas
profesionales. Desde hace 10 años, cuando los CrossFit Games se realizaron en
un pequeño rancho al noreste de California, este deporte ha evolucionado de tal
forma, que ahora es una ocupación de tiempo completo para aquellos quienes
buscan alcanzar su mejor nivel físico. Lo que inició como una reunión de amigos
en 2007 se ha convertido en un evento deportivo de clase mundial, sin paralelo
en su grado de variedad, intensidad y rudeza.
Y por una
buena razón – si la meta es encontrar legítimamente al mejor en condición
física del planeta, la prueba debe ser como ninguna otra. Los CrossFit Games
prueban cada habilidad física – fortaleza, velocidad, potencia, resistencia,
coordinación, equilibrio, agilidad, precisión, flexibilidad y estamina. De
verdad no hay ninguna otra prueba física como esa en el mundo. La gente ha
comparado los Games con el Decatlón, carreras de ultra distancia o el Ironman, pero
esos eventos miden solo algunas facetas específicas de la capacidad física
humana; los Games prueban todas. Desde la resistencia en el nado en el océano
hasta habilidades como caminar de manos, desde fortalezas que requieren
esfuerzos máximos en levantamientos olímpicos hasta la estamina de los
triatlones, desde la resistencia para correr un medio maratón hasta la
explosividad de correr a máxima velocidad entre obstáculos, desde la gracia de
la aros de gimnasia hasta la perseverancia de correr montaña arriba cargando
sacos de arena, no hay ninguna otra prueba en el mundo que sea más ruda ni más
brutal.
Ganar los
Games es sumamente difícil. Solo el 0.012 por ciento superior de los atletas
del mundo compiten debajo de las luces brillantes cada verano para conseguir el
título de “el hombre o la mujer con mejor condición física en el planeta”. El
proceso de calificación inicia en el invierno con el “Open”, durante cinco
semanas, cinco entrenamientos para competir se llevan a cabo en los gym
afiliados y en los garajes alrededor del mundo.
En el 2016, 302, 000 personas de 120 diferentes países participaron. Los
cuarenta hombres y las cuarenta mujeres con mejores marcas de 8 regiones
avanzaron a la siguiente etapa, los Regionals,
los cuales tienen lugar durante tres días en Mayo. Solo los cinco mejores
hombres y las 5 mejores mujeres de cada región avanzan a los Games, los cuales
se realizan cada año a finales de Julio.
Ganar los
CrossFit Games requiere de mucho compromiso, el cual es difícil de entender
para la mayoría de las personas. Los atletas en el más alto nivel de nuestro
deporte entrenan de 5 a 10 horas al día, durante todo el año, para enfrentarse
a una semana de competencia. Ellos se comprometen a sí mismos con una vida de
llena de disciplina, privación, sacrificio y sufrimiento. Para ganar los Games,
tienes que ser el mejor en todo y débil en nada. La carga de trabajo de estos atletas
y sus capacidades físicas están reescribiendo, literalmente, los libros de
fisiología del deporte; donde alguna vez se consideró imposible correr la milla
en cinco minutos o levantar 500 libras, correr apenas arriba de 5 minutos la
milla, hacer 50 dominadas seguidas o levantar 350 libras sobre su cabeza. Las
habilidades físicas continúan mejorando cada año, los atletas buscan sus
límites en cada faceta de sus vidas. Ellos pesan, miden y registran su ingesta
de nutrientes. Tienen protocolos específicos para dormir. Asisten semanalmente
con quiroprácticos, especialistas en articulaciones, terapeutas de masajes y
terapeutas físicos. Tienen unidades personales de estimulación muscular que
utilizan diariamente. Usan tanques de flotación para acelerar la recuperación.
Aun así,
nada está garantizado. Incluso si tú maximizas todas esas cosas, probablemente
no ganes los CrossFit Games. Cole Sager, un veterano de varios años en los
Games quien termino séptimo en los Games 2015, casi no logra regresar este año.
En el último evento de los regionales, él estaba en noveno lugar, cuatro
lugares fuera de la calificación. Que pasara del noveno al quinto lugar en un
solo evento era casi imposible; era una tarea insuperable. Es como regresar de
una desventaja de 27 – 3 faltando tres minutos en el tercer cuarto del Súper
Tazón (¡Go Pats!).
Es
exactamente lo que Cole hizo. El evento final fue una batalla rápida e intensa
con poco margen de error, y eventos como ese siempre tienen el potencial de sacudir
bastante el tablero de posiciones. En un corto sprint de escaladas de cuerda
sin utilizar las piernas y thrusters, Cole estaba súper conectado, volando y
bajando por la cuerda, desafiando la gravedad y todos los thrusters los hizo
sin parar. El gano el evento, supero a cuatro competidores, y obtuvo su pase a
los Games 2016.
Después de
la ceremonia de premiación de los Regionales del Oeste, fuimos a una comida de
celebración post competencia. Cole, eufórico desde el dramático evento final,
no pudo dejar de sonreír; pero creer que él dio su máximo esfuerzo en dicho
evento podría dar un falso sentido de seguridad. Él tenía que aprender aún cual
era el punto más alto de su capacidad. Para competir al límite de su potencial
en los Games, el necesitaba cambiar su mentalidad, donde el esfuerzo era solo
el inicio.
Le dije que
él había estado practicando este deporte a un nivel amateur, y aunque se sentía
realmente exitoso, el aún permanecía como un amateur. “¿Estás listo para convertirte
en profesional? Si no lo estas, está bien. Irás a los Games, y lo harás bien.
Pero si quieres ganar, te daré todo lo que tenga. Haré todo lo posible para que
eso ocurra. Pero no lo haré a menos que tú también lo hagas. Si esperas estar
ahí conmigo, sabrás lo difícil que será, pero estaremos juntos en ello”.
Cole es el
tipo de persona que puede escuchar una retroalimentación dura y no la evita, no
se defiende, no lo toma personal; el sólo escucha y después toma su decisión.
Él estaba callado mientras yo le hablaba, escuchaba atentamente, su cabeza se
balanceaba asintiendo. Cuando termine, él ya había tomado su decisión. Para el
entrenamiento de verano se mudó a Boston, junto a Katrín y a mí. Durante los
últimos meses, he visto a Cole entrenar más duro que nunca. Como resultado, el
Cole sentado a algunos lugares de mí, es ahora un atleta que está completamente
a otro nivel.
Mientras veo
a los tres al otro lado de la habitación, se me ocurre, y no es la primera vez,
lo diferente que lucen por fuera. Katrín, quien viene de Islandia, es como una verdadera
princesa de Disney. Es una chica muy femenina – su cabello rubio platinado
siempre luce perfecto y se asusta muchísimo con los insectos. Mat es de Nueva
Inglaterra y luce más como un miembro de los ángeles del infierno – usa barba
desaliñada, cabello café, muchos tatuajes y maldice mucho. Cole, en cambio, usa
un corte perfecto, todo el tipo americano con el físico de un corredor
defensivo profesional y la personalidad de un “Golden Retriever”. Esos tres no
podían ser más diferentes, y aun así, poseen rasgos similares. Más allá de sus
extraordinarias habilidades físicas, comparten una gama de actitudes y
atributos que definen su éxito – disciplina, compromiso, pasión, confianza,
persistencia, resiliencia, competitividad, entrenabilidad, mentalidad ganadora,
humildad, hambre, dedicación, tenacidad y agallas.
Esforzarse y
entrenar a un nivel de campeón no es para todos. No lo es. Hay mucho dolor,
mucho sacrificio, muchas horas, la misma rutina monótona y minuciosa; hay mucho
que pensar antes de ir en búsqueda de la perfección. No es sobre el talento.
Todos en el nivel más alto de cualquier disciplina son talentosos. Es sobre el
compromiso. Dado esto, no es tan difícil entender porque, para la mayoría de
los atletas hospedados en el Marriott esta noche, estar aquí es el premio. Para
la mayoría de la gente, llegar al máximo nivel es suficiente. Se dan una
palmadita en la espalda, recogen su dotación de Reebok, y disfrutan la
competencia. Ellos saben que no están al nivel para ganar, pero se pueden
llamar a sí mismos “atleta de los Games”, una de las distinciones más
venerables en este deporte.
Esto no es
poco común y no es único de los CrossFit Games. Mucha gente se esfuerza mucho
durante algún tiempo para alcanzar sus metas, y eventualmente llegan a un lugar
donde se sienten cómodos. Tal vez no han alcanzado sus metas de largo plazo,
pero han alcanzado un respetable 90%, y sienten que han cumplido todo lo
necesario a buen nivel como para estar satisfechos. Ellos alcanzan un alto
nivel de éxito en el campo que hayan elegido; ya sean contadores, doctores
consumados, maestros o empresarios. Eso es grandioso. Es loable. Pero eso no es
la excelencia.
La
excelencia es maximizar todo lo que tienes en las categorías determinantes para
alcanzar tus metas de largo plazo. Las categorías determinantes son diferentes
en cada caso; para los atletas, dichas categorías son entrenamiento, nutrición,
descanso, recuperación y mentalidad. Si eres un neuro-cirujano o un CEO, tus categorías
deberán ser diferentes. No importa a que te dediques, es cuestión de
preguntarte continuamente: ¿estoy haciendo todo lo que puedo para mejorar
aunque sea un pequeño porcentaje de lo que soy ahora, no importa lo mucho que
tenga que esforzarme, no importa lo mucho que tenga que dar, no importa cuánto
tiempo requiera?
Observa el
siguiente gráfico:
De un lado
está la complacencia, y en el otro extremo esta la excelencia. Complacencia, en
su límite más lejano, es cuando la gente se la pasa en el sillón. La gente
complaciente no se preocupa por la excelencia, y no piensa que sea importante.
La excelencia, por el otro lado, la conocemos bien; la reconocemos en lo mejor
y más brillante de nosotros, aquellos que están en la cumbre de su actividad.
Te está diciendo que no importa que tan difícil sea algo – tu darás todo lo que
tengas para lograrlo.
El punto
medio entre la complacencia y la excelencia es la competencia. Eso, te podría
sorprender; la competencia es el punto que la mayoría de la gente se fija como
meta. La mayoría de la gente se encuentra en algún punto alrededor de la
competencia. Han conseguido algunas habilidades y aparente éxito; quieren ser
buenos, pero cuando se enfrentan al trabajo requerido para ser grandiosos, se
encojen de hombros, y dicen: mmm,,,, ya soy lo suficientemente bueno.
Nadie quiere
estar en el extremo de la complacencia, la cual esencialmente es lo que se
conoce en la vida como, el fondo. El fondo apesta. El fondo representa
relaciones asquerosas, es batallar con trabajos que odias, infelicidad,
adicción. La excelencia es donde todos queremos estar; es donde queremos emular
a las súper estrellas. Es aspiración pura. Es donde la gente como Michael
Phelps vive.
Si no
piensas las cosas lo suficiente, si nunca lo tomas con seriedad, terminarás en
algún punto alrededor del medio, con la vasta mayoría de los demás. La competencia,
en sí misma, puede ser una montaña rusa de emociones porque en su nivel más
básico de competencia, algunas veces triunfaras y otras fracasaras, estarás
sujeto a las subidas y bajadas naturales de las circunstancias. Si tú eres un
jugador de banca en la NBA, y en una temporada obtienes mucho tiempo de juego –
y tal vez el tiro ganador del juego – podría ser un éxito enorme. Si fallas el
tiro ganador, podrás haber perdido probablemente tu único tiro. Pero si eres
Michael Jordan y fallas el tiro ganador, estarás decepcionado, pero no estarás
llorando toda la noche. En el punto final de la curva de excelencia, estás
seguro de quién eres y sabes de todo lo que eres capaz.
Mucha gente
considerará este comportamiento y concluirá que se encuentra en el lado de la
excelencia, simplemente porque trabajan duro y han alcanzado cierto nivel de
éxito en algún campo en cuestión. Pero no es así como funciona. Solo porque
estás trabajando duro no significa que estés comprometido, no en la forma en
que está comprometido un campeón, y eso no es automáticamente igual a la
excelencia. En ninguna parte esto es más visible que en los CrossFit Games.
Como dijo acertadamente el comentarista de los CrossFit Games Sean Woodland,
“no sabes lo bueno que tienes que ser tan solo para estar en los CrossFit
Games”. El último lugar de los Games podría ser uno los seres humanos con mejor
condición física que haya caminado en la faz de la tierra, pero aquí eso es
relativo; comparado con los diez primeros lugares, su entrenamiento, nutrición,
recuperación, descanso y mentalidad son meramente competentes. En los Games,
ser de “clase mundial” es sólo el precio para entrar. Para ser competitivo, tendrás
que ser mejor que “clase mundial”.
La
excelencia requiere sentir dolor a corto plazo para obtener resultados a largo
plazo. Es doloroso, en el corto plazo, levantarse a las 5:00 am para entrenar;
es doloroso decirle que no a una galleta. Pero a largo plazo, esos hábitos te
dan increíbles resultados. La complacencia es exactamente el escenario opuesto:
ganancias a corto plazo a cambio de dolor a largo plazo. Por ejemplo, si
postergas la alarma de tu reloj despertador, te sentirás muy bien en ese momento;
tendrás cinco minutos más de sueño. Si lo haces a diario, tu productividad
sufrirá a largo plazo. Como le digo a mis atletas, mucha gente trabaja duro;
pero muy muy poca gente trabaja realmente duro.
La gente que
se encuentra en el punto final de la curva de excelencia está enfocada en
resultados a largo plazo. La gente que triunfa en la vida, en los negocios, y
en las relaciones está viviendo en un proceso que conduce a la excelencia; esa
es la gente que se levanta temprano a entrenar, que le dice no a la comida
chatarra, que le dedica tiempo al aprendizaje y al desarrollo de la conciencia.
Se toman el tiempo para establecer lo que es importante para ellos y determina
que hábitos los ayudarán a llegar a donde quieren. No se enganchan con el corto
plazo. No lo subestimen – será difícil. Es una constante dedicación en formar
los hábitos y valores que puede ser desoladora. Sin embargo, a largo plazo los
beneficios serán inigualables.
Es más fácil
decirlo que hacerlo. Doy la misma plática energética que di a Cole después de
los Regionales a todos mis atletas antes de que se enlisten conmigo. Quiero
estar seguro que entienden lo que significa dar el siguiente paso, intentar convertirse
en un campeón, será mucho más difícil de lo que piensan. Tengo expectativas muy
simples pero específicas de mis atletas y ellos conocen esas expectativas.
Deberán mostrar voluntad para aprender, voluntad para invertir tiempo – tanto
como sea necesario – para encontrar su mejor versión de sí mismos. Deben ser
apasionados sobre querer ser los mejores. Deberán comprometerse con el proceso,
todos los días.
El
compromiso a este nivel significa concentrarse cada minuto de cada día con la
finalidad de ser perfecto. Eso significa consagrarse a detalles que para otros
no tendrían sentido. No te concentraras en los resultados de tu dedicación,
sino en la dedicación en sí misma y en la persona en la que quieres
convertirte. Aquellos que viven en este espacio no sólo representan el 20%
superior; realmente son la crema y nata, el 1% superior del 1%. Los tres
atletas que entreno caen en esta categoría. Katrín, Mat y Cole no entrenan todo
el año solo para llegar a los Games y disfrutar el momento. Ellos están conmigo
porque quieren saber lo buenos que pueden ser. Se levantan cada mañana con una
meta en mente – ser mejores. Están aquí para ganar.
Como si
leyera mi mente, el director de los CrossFit Game Dave Castro irrumpe en el
salón. Después de unas bromas, él les dice a los atletas: “este año será el
reto físico y mental más grande de los CrossFit Games. El décimo aniversario
los llevará a límites que no sabían que tenían”, lo dice medio en broma, medio
en serio. “Habrá momentos en los que estarán asustados”, continúa al completo
estilo de Dave. “No querrán hacer algunas cosas que les pondremos hacer. Se
cuestionarán porque están aquí.” Dave, un instructor consumado de Navy Seal, le
encanta jugar estos juegos psicológicos. Con risa burlona el agrega, “si en
algún punto están asustados o cuestionándose sus motivos, por favor, siéntanse
libres para acercarse conmigo o con cualquiera del staff, y estaremos
complacidos de sacarlos y ponerlos más cómodos, y habrán terminado su
competencia.” Después de una ligera pausa para hacerlo más dramático, el concluye,
“esto se trata de ganar los CrossFit Games. Si no vinieron por esa razón,
deberían renunciar ahora”.
Después se
da la vuelta y sale de la habitación.
Que empiecen
los Games.
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