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martes, 5 de diciembre de 2017

Chasing Excellence - Capítulo 4 Aprecia la adversidad

CAPITULO 4
APRECIA LA ADVERSIDAD
A veces cuando te encuentras en un lugar obscuro piensas que has sido sepultado,
aunque en realidad has sido plantado.
-      DESCONOCIDO

VIERNES, 23 DE JULIO DE 2016
STUBHUB CENTER, CARSON, CALIFORNIA.

Durante la semana de los Games, el día de Mat inicia cuando O’Keefe toca la puerta de su habitación en la mañana. Es parte de un ritual no acordado que se ha construido en nuestro equipo – O’Keefe se encarga de Mat y yo me encargo de Katrín. El viernes, día 3 de competencia, O’Keefe apenas va a tocar la puerta de Mat cuando está se abre. Son las 6 de la mañana, pero Mat lo saluda como si fuera medio día. Los atletas han estado compitiendo durante dos días, pero hoy es el día de los eventos en el StubHub Center, así que se siente como si algo estuviera a punto de iniciar. Mat está listo.

Será un día lleno de competencia, pero el único evento del que tenemos conocimiento hasta ahora es “Murph”, el cual será el primer evento del día.

EVENTO 5:
Murph
Contra reloj:
Una milla corriendo
Después cinco rondas de:
·         20 pull-ups
·         40 push-ups
·         60 squats
1 milla corriendo 
* Cada atleta deberá usar un chaleco que pesa 20 libras para los hombres y 14 libras para mujeres, durante todo el evento.

“Murph” es una de las rutinas más famosas en el CrossFit. Su nombre se debe al Teniente Michael Murphy de los Navy Seal quién fue asesinado en Afganistán mientras trataba de salvar las vidas de sus compañeros de equipo. El Teniente Murphy tenía una rutina favorita de entrenamiento, la cual incluía el castigo físico suficiente solo para que los Navy Seals se divirtieran. Estructuralmente, era simple: se tenían que poner su equipo – alrededor de 20 libras de peso extra – y después corrían una milla. Terminando la milla, hacían 100 pull ups, 200 push ups y 300 squats. Después corrían otra milla.

El año pasado, en 2015, esta rutina fue incluida como evento sorpresa por primera vez en los CrossFit Games. En los gym afiliados de CrossFit alrededor del país, “Murph” es una tradición en el Memorial Day. Así que, cuando este evento apareció en los Games, nadie se preocupó mucho. Aunque esta rutina es brutal, los atletas de CrossFit con experiencia la han realizado al menos una docena de veces. Esta familiaridad crea un sentido de competencia. Los atletas comentan, “al menos sabemos cómo se siente. Al menos ya lo hemos hecho antes”.

Al final resultó que nadie había hecho algo como Murph 2015. Los atletas de los CrossFit Games son reconocidos por su resistencia al sufrimiento, pero este evento ponía a prueba los límites de todos en lo que se refiere a resistencia, estamina, fortaleza y tolerancia al dolor.
El evento inició al medio día, en Julio, en el sur de California. La temperatura en el campo era de 125° Fahrenheit y los atletas ya estaban sudando incluso antes de que el evento iniciará.



El calor extremo causó estragos en la mente y el cuerpo de los atletas. Kara Webb, una veterana australiana de los Games, corrió la última milla inconsciente, completamente noqueada. Después de que se tropezó al cruzar la línea de meta, su cabeza quedo colgando de lado, su cuerpo flácido fue cargado en una camilla por los médicos. Incluso la campeona  de los Games en dos ocasiones, Annie Thorisdottir no terminó el evento – estuvo cojeando durante la segunda milla, casi colapsó a medio camino, y regreso caminando de forma lenta y desorientada. Antes de alcanzar la línea de meta, fue detenida por los médicos, quienes la diagnosticaron con cansancio extremo debido al calor. Nunca se recuperó y, junto con varios atletas más, fueron retirados de la competencia el día siguiente.


Debido a que el Murph fue la pesadilla del año pasado y aún se encuentra en las mentes de los atletas, el ambiente en el área de calentamiento es sombrío y tímido. Las correas de sus chalecos los hacen lucir como si fueran a la guerra. Mientras Mat calentaba en la caminadora, yo observaba a Brent Fikowsky haciendo algunas squats.

Brent, viene de Kelowna, la Columbia Británica, y está aquí como novato. Los dos años anteriores, en los West Regionals, se comportó tímidamente para calificar a los Games. Así, como si apareciera de la nada, el gano este año los regionales por un devastador margen de 70 puntos. Yo estaba ahí, entrenando a Cole, así que después de la competencia le pregunte cual había sido la diferencia con los dos años anteriores en los que no califico a los Games.

Él se encogió de hombros – y dijo, este año me lesione.

Me contó que sufrió un desgarre en su cadera, así que tuvo que apartarse de los entrenamientos de alto impacto como correr, saltar y otras actividades altamente demandantes en esfuerzo. Brent era como un caballo de trabajo con un motor dañado; él siempre ha tenido una enorme capacidad física; donde ha mostrado algo de debilidad es en la parte superior de su cuerpo. Así que cuando se lesiono su cadera, uso este contratiempo como una oportunidad para dedicar todo su tiempo a su más grande debilidad. El trabajo incansablemente en la fortaleza de la parte superior de su cuerpo mientras su cadera sanaba. Cuando llego el momento de los Regionales, su nivel estaba muy por encima del promedio, así que domino la competencia. La adversidad a la que se enfrentó, un obstáculo que tal vez hubiera hecho olvidarse de sus sueños a cualquier otro atleta, es literalmente la razón de que él esté aquí, calentando para enfrentar el Murph.

Los psicólogos llaman a esto crecimiento ante la adversidad. “Lo que quiere decir es que lo que no te mata te hace más fuerte” no es un cliché, es un hecho. Es un clásico ejemplo de la forma en la que la gente exitosa usa la adversidad para crecer y triunfar. No hay quizá mejor ejemplo de gente exitosa que los 80 hombres y mujeres en los CrossFit Games. Los atletas élite saben algo que la demás gente no – la adversidad es lo mejor que te puede ocurrir. Aquí en los Games los competidores saben que los humanos solo mejoran ante la adversidad, abrazando el dolor a corto plazo. Aseguran que sin adversidad, no hay reto, y permanecer en tu zona de confort es una receta para usar tus ruedas sin mejorar. Es el día cuando tienes que hacer cosas que te asustan, cuando tienes que tomar riesgos, cuando tienes que luchar contra la adversidad y el reto – esos son los días que te hacen más fuerte, más rápido, esos son los días que te mejoran en general.

En los círculos de fuerza y acondicionamiento, esto es conocido como el Principio de Sobrecarga. Básicamente establece que mejoras la fuerza de adaptación en tu cuerpo mientras más exijas a tu cuerpo a sobre pasar su límite; puedes hacerte más fuerte mostrándole a tu cuerpo como se siente ser fuerte. Además de que al hacer esto, tú experimentarás la adversidad; tendrás días que son increíblemente retadores, incluso aterradores. Habrá días que te hagan cuestionar tus motivos y tus capacidades. Es importante darse cuenta que tus días más duros serán los mejores, porque tienen el potencial para forzarte a la adaptación – tanto mental como físicamente.

Hace dos años, lleve a unos cuantos atletas que entrenaba en el bote de mi padre a Island Thompson, cerca de Boston Harbor, para realizar un poco de natación como parte de la preparación para los Games 2015. Era un día típico de primavera en Nueva Inglaterra, frío y con viento. El hielo y la nieve se habían derretido hace solo algunas semanas, así que el agua estaba fría, más fría que en el Pacífico donde los atletas estarían compitiendo dentro de un mes. Su tarea fue saltar en el agua, nadar 300 metros hacia la orilla, esperar a que todos llegaran y después nadar de regreso al bote. Esta sesión de entrenamiento no fue diseñada para perfeccionar sus habilidades o su técnica para nadar en aguas abiertas, ni para mejorar su estamina ya que era una distancia de nada relativamente corta, 600 metros. Ese día, estaba asegurándome como responderían al miedo a lo desconocido – el frío y las respiraciones cortas que ocurren cuando tu cuerpo es sorprendido por el agua helada.

Los nadadores más fuertes saltaron al agua sin ninguna resistencia, pero Katrín se escondía en la parte trasera del bote, como un caballo asustadizo rehusándose a tomar el carril de salida. Permaneció en la plataforma de salida mirando hacia el agua helada, temblando en su traje de baño, analizando sus opciones. La escuche murmurar, “no puedo hacer esto, no lo lograré”. Sus ojos empezaron a humedecerse y una gota le escurrió por la mejilla. Después de unos minutos de esto, la empuje verbalmente hacia el agua, mientras que la mayoría de los atletas estaban llegando a la orilla. Estaban a punto de regresar al bote cuando, aparentemente de la nada, empezaron aparecer medusas – y no solo una o dos. Había medusas del tamaño de un plato por todos lados. Eran imposible de evitar; el agua lucía como un tazón semi transparente con cheerios. Sin nada que hacer más que continuar nadando, los atletas empezaron a evitarlas, atravesando el bosque de tentáculos de medusas que había a su alrededor.

Cuando regresaron al bote, el grupo estaba temblando y con frío, pero rebosaban de orgullo. Mientras se enredaban en sus toallas y se metían en sus sudaderas y sweater, chocaban las manos, y se felicitaban unos a otros por su logro. En sus caras parecía que estaba escrito ¡lo hicimos! Los felicite – y después les dije que lo hicieran otra vez. Después de unos segundos, me miraban como si estuviera loco, o bromeando. Después Katrín, para mi sorpresa y deleite, arrojo la toalla, giró y salto al agua.

Solo fue un pequeño momento, pero para ella fue una milla de crecimiento mental; se había transformado de una atleta que contemplaba su propio sufrimiento, y jugaba juegos mentales con ella misma en una atleta que decidió enfrentar sus miedos, con una mentalidad de “solo atreverse” como principio más productivo.  Fue un principio de sobrecarga muy conmovedor – en un período de 20 minutos, sus estándares de lo que sentía que podía hacer fueron transformados dramáticamente. Cuando fuimos a los Games ese año y se enfrentó con las frías aguas del Pacífico, ella estaba confiada y calmada – ya se había enfrentado a algo mucho peor.

Los atletas de los CrossFit Games no son como la mayoría de la gente. La mayoría de la gente le tiene miedo a la sobrecarga. Tienen miedo de enfrentarse a la adversidad, miedo a la incomodidad. La gente quiere hacer cosas en lo que son buenos, porque los hace sentirse bien y los hace parecer exitosos y eleva su ego. Les da señales de que son especiales y talentosos.

El problema con limitarte a ti mismo para entrenar, practicar y vivir en tu zona de confort es que evita que te desarrolles y alcances tu máximo potencial. Nosotros necesitamos esforzarnos porque es precisamente ese esfuerzo lo que nos hace ser mejores – el esfuerzo es precisamente lo que vale la pena. Los humanos temen a la adversidad de manera natural, lo cual es irónico porque es la adversidad lo único que nos hace ser mejores. Tenemos un miedo instintivo a la única cosa que es seguro que nos lleve a los resultados que queremos. Cuando conocemos esto, los retos, las penas y los problemas que aparentemente son vistos como contratiempos y cosas a las que se debe evitar – se convierten en los momentos que definen y crean nuestros cambios más dramáticos,  se convierten en los momentos más queridos y buscados, dejan de ser temidos o evitados.

Tememos a la adversidad y hacemos todo lo que podemos para evitarla, aunque está garantizado que parte de la vida para cada especie del planeta la dedicará a enfrentarse a la adversidad. No es cuestión de si la encontraremos, sino cuando. Y cuando la enfrentamos, la forma que tome la adversidad no es tan importante como la forma en la que respondas a ella.

Perder el trabajo probablemente sea uno de los ejemplos más dramáticos de una adversidad profesional. Hay un estigma social alrededor de perder tu empleo – es penoso y percibido como un signo de debilidad y fracaso. Lo internalizamos como un terrible obstáculo que nos hace sufrir, cuando en realidad no es nada de eso. En primer lugar, si te despidieron de tu trabajo, es muy probable que no estuvieras enamorado de él. Si te estabas desempeñando mal, es más probable que se debiera a una falta de pasión por las tareas diarias y las responsabilidades relacionadas con el – y si no tenías pasión, probablemente no deberías de haber tenido ese trabajo desde un inicio. Ser despedido puede ser algo aterrador, pero también te obliga a salir de tu zona de confort – así como Brent Fikowski cuando se lesiono – y aprovechar la oportunidad de convertirte en una mejor versión de ti mismo.

Hay incontables ejemplos de personas exitosas que fueron despedidas en algún punto de sus carreras antes de convertirse en personas ampliamente reconocidas – Steve Jobs fue despedido de Apple antes de regresar y reinventar a la industria entera; Walt Disney fue despedido de Kansas City Star porque “no tenía imaginación ni buenas ideas”; J. K. Rowling fue despedida cuando fungía como secretaria antes de convertirse en la primera y única escritora billonaria. De no haberse enfrentado a esos contratiempos en sus carreras, Jobs, Disney y Rowling probablemente nunca se hubieran convertido en las leyendas de la industria que son ahora. De forma similar, Katrín ha admitido ante mí en varias ocasiones que ella no sería la campeona que es ahora si ella no hubiera fracasado en calificar a los Games 2014. Al igual que muchos de estos titanes, Katrín no se convirtió en campeona por luchar contra la adversidad, sino gracias a ella.

Para aprovechar la adversidad hay que desearla. Entrenar y preparar atletas que estén al nivel de los CrossFit Games es una tarea sumamente retadora. Así como los entrenadores en otros deportes, soy responsable por llevar a mis atletas a su máxima forma mental y física, planear los entrenamientos, diseñar la estrategia y preocuparme hasta por el más mínimo detalle. Esto se vuelve exponencialmente más difícil por el hecho de que no sabemos a lo que nos vamos a enfrentar, hasta que ya es muy tarde para prepararse. De hecho, hay una cosa de la que estoy absolutamente seguro que pasará cuando competimos en los CrossFit Games, y es que en algún punto, las cosas no irán conforme al plan. El año pasado, no teníamos forma de saber que estaríamos a 125 grados durante el Murph. Entrenamos para el calor (tuvimos sesiones de entrenamiento en el sauna durante los meses de invierno, pruebas de sudoración a varias temperaturas y entrenamos repetidamente con temperatura y humedad que excedían las temperaturas más altas del día de competencia) pero nadie pudo haber anticipado o entrenado para esa clase de calor. Invariablemente, llegan cosas a las cuales no podemos controlar. Tenemos que aceptar que la competencia en nuestro deporte, y en la vida en general, no es completamente predecible – y no queremos que lo sea. En los retos y las adversidades, el esfuerzo por adaptarse sobre la marcha es primordial, y la habilidad para llevarlo a cabo es una característica de todos los campeones. Como decía Darwin, “no es la más fuerte de las especies la que sobrevive, si no la más inteligente. Es la que mejor se adapta al cambio”.

La visualización es una práctica psicológica deportiva que requiere un ensayo mental de lo que quieres lograr. La idea central de la visualización es ver el evento en la forma en la que quieres que se realice. Si eres un jugador de tenis, esto significa imaginar que respondes cada servicio, que respondes cada revés sobre la línea, que pones la pelota lejos de la red en ángulos devastadores, te observas caminando hacia una victoria fácil.

Por años, practique la visualización de ese modo. Tenía a mis atletas visualizando la perfección, desempeñándose sin problemas, alcanzando los resultados deseados, demeritando la competencia y haciéndola sin esfuerzos. En 2011, entrenaba en mi gym, CrossFit New England, para ganar la competencia de equipos en los Games y ser nombrado el gym con mejor condición física del planeta. Ese año, utilice una detallada visualización antes del primer evento en un intento de maximizar el desempeño y la preparación de mi equipo. Lleve a mi equipo a un salón vacío en el hotel donde nos hospedamos y les dije que se sentaran y cerrarán los ojos.

Durante 10 minutos, dibuje una imagen mental de perfección. Les dije que se visualizaran caminando hacia el campo de competencia, imaginen el olor del pasto, como se siente el sol en sus rostros, y el sonido del locutor y de la muchedumbre. Los conduje por cada repetición, por cada minuto de competencia, enfatizando la precisión, gracia y excelencia durante su ejecución. Les describí como se sentiría si ellos estuvieran completamente conectados, y cada tarea se alcanzará a la perfección. Les di confianza de que serían capaces de operar y comunicarse efectivamente como equipo, y de cómo ganaríamos el primer evento.    

Sin embargo, cuando salimos al piso de competencia, solo algunas cosas salieron como las había descrito. No fue por falta de preparación o por falta de concentración durante nuestro ejercicio de visualización – fue debido a que hay ciertas adversidades para las que no estábamos preparados.

En retrospectiva, esto fue enormemente sorprendente. Si visualizas todo perfectamente, posiblemente no puedas estar preparado cuando los cosas inesperadas ocurren, como un mal funcionamiento de los aparatos, errores en la comunicación, errores por compañeros del equipo o de los jueces, calor de 125°, o competidores que te rebasan en el tablero de posiciones. Si no estás preparado para la adversidad, te estas preparando para fracasar cuando la adversidad se presenta. Y arribará en algún punto – si la vida nos ha enseñado algo, es que pocas cosas se comportan exactamente como queremos. La visualización es una poderosa herramienta, pero no es suficiente solamente con visualizar el éxito. También necesitas visualizar la adversidad y los contratiempos. Por supuesto, tú sabes cómo tener éxito cuando las cosas marchan perfectamente. Conozco la mentalidad de todo atleta cuando todo va bien, cuando van ganando, cuando todo se alinea a su favor. Pero lo que realmente busco es lo que ellos pensarán y la forma en la que actuarán cuando las cosas van terriblemente mal.

Michael Phelps compite con una mentalidad de campeón y ello se refleja cuando se dedica a visualizarse y esperar la adversidad. En los Juegos Olímpicos en Beijing, durante los 200 metros mariposa, Phelp estaba contendiendo por su décima medalla de oro olímpica, lo cual lo convertiría en el atleta olímpico más condecorado de todos los tiempos. Ya tenía el record mundial para ese evento, y mientras estaba en la plataforma de salida, se sentía confiado en ganar por un margen cómodo.

Después el desastre ocurrió – tan pronto como Phelps se sumergió, sus goggles se empezaron a llenar de agua. A tal punto que ya no veía nada. A pesar de esto, nunca perdió el ritmo; si miras el video, ni siquiera notas algún problema. El ganó la medalla de oro y rompió su propio record mientras nadaba completamente a ciegas. Al más alto nivel de competencia, Michael Phelps se sobrepuso a un obstáculo que probablemente hubiera arruinado la oportunidad de cualquier otro. ¿Cómo lo logró?

Preparándose para la adversidad – y esperando sobreponerse a ella.

En los entrenamientos, Phelps realizaba varios tipos de visualización. El visualizaba la competencia entera, brazada a brazada, de inicio a fin. Pero no solo ensayaba la competencia perfecta. Visualizaba todo lo que podría salir mal, luego visualizaba como respondería ante ello. Así que cuando sus goggles se llenaron de agua en la final de los 200 metros, el no entró en pánico, él sabía perfectamente cómo manejarlo.

Esperar la adversidad es el sello de mucha gente exitosa, y eso se extiende hasta el mundo de los deportes. Imagina que te encuentras haciendo una presentación de ventas a un cliente potencial muy importante para ti. Todos tus competidores van por la misma cuenta; el que tenga esta cuenta se convertirá en el líder de la industria. Es obvio que deberás elaborar tu presentación con horas de práctica. La mayoría de la gente se conforman con prepararse para el mejor escenario – ensayan el guion, pasan las diapositivas y la presentación – y después se dicen a sí mismos lo grandioso que lo harán. Visualizan su presentación, la cual concluye con una ovación de pie del cliente, el cual extiende un cheque – porque esa es la forma en la que pensamos: visualizar que todo ira perfectamente. Pero qué tal si ocurre lo opuesto. Para estar completamente preparado no te debes preparar solo para el mejor escenario, debes estar preparado para todos los escenarios. ¿Qué pasa cuando llegas al salón de juntas y tu proyector no funciona?,¿Qué pasa cuando estás preparado para una reunión con tres personas y resulta que la reunión es para treinta personas?¿Qué pasa si terminas y en vez de recibir un aplauso, todos te miran desconcertados?¿Cuáles serían tus respuestas a preguntas terriblemente difíciles? Esperar la adversidad se trata sobre estar listo para todo lo que podría ocurrir.

La idea es esperar lo mejor pero planear para lo peor. Si estás preparado para la adversidad, cuando se presenta (y ten por seguro que lo hará) puedes confiar en tu preparación y habilidad para desempeñarte a pesar de las circunstancias.





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