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lunes, 4 de enero de 2016

Capítulo 1. De aquí a la locura



Pase lo que pase, toda mala fortuna será vencida por el esfuerzo.
Virgil.

CARTA DE EXHONERACIÓN SPARTAN RACE

Todos los participantes de competencias, carreras o eventos relacionados con Spartan Race deben entender, conocer y estar de acuerdo con:

1)      El riesgo de lesión y muerte es significativo en una Spartan Race u otro evento relacionado. Estos riesgos incluyen, pero no se limitan a: caídas, resbalones, esguinces, torceduras, fracturas, lesiones provocadas por altas o bajas temperaturas, lesiones causadas por vehículos, o por el contacto con plantas venenosas, mordeduras o picaduras de animales.

Además, las lesiones pueden ser provocadas por accidentes que incluyen, pero no se limitan a: nadar, trepar, andar en bicicleta, correr en la montaña, esquiar, caminar sobre nieve, viajar en bote, camioneta, auto u otro medio de transporte. Todos los participantes también conocen el riesgo de ataque al corazón, parálisis permanente y muerte. Las reglas, equipo y personal  en Spartan Race pueden reducir estos riesgos, pero estas precauciones no los evitan al 100%.

2)      Después de conocer perfectamente los riesgos, conocidos y desconocidos, los asumo y acepto libremente.

Todos los aspirantes a una Spartan Race deben estar de acuerdo con dichas condiciones si es que quieren participar. A lo mejor piensas que solo estoy protegiendo mi trasero, pero también debes saber que es una carta de exoneración muy parecida a la que todo mundo debe firmar para participar en la carrera llamada “vida”. Conozco esto, porque así es como he vivido mi vida: al estilo Spartan. Te puedo comentar que las recompensas obtenidas valen la pena los riesgos.

Mi nombre es Joe de Sena y crecí en un barrio pobre en Queens, Nueva York. Nunca fui un atleta natural, sin embargo, el atletismo fue integrándose a mi vida poco a poco. Como sabes, soy el fundador de Spartan Race, la cual en un lapso de 10 años, ha pasado de ser una loca carrera de obstáculos realizada en el campo, a una compañía mundial multimillonaria. Miles de fieles seguidores han redefinido su vida alrededor del código que hemos creado para ellos, y cada vez participa más gente. Cada fin de semana, miles de personas acuden a nuestros eventos, que se llevan a cabo en diferentes lugares alrededor del mundo. Están buscando mejorarse, esperando hacer “Spartan Up!” y todo lo que esa frase abarca y significa. Al mismo tiempo soy su mayor animador y su peor pesadilla.

La gente piensa que estoy loco, que soy un sádico, despiadado, maniaco, suicida, pero ellos me siguen buscando, creen que esto es un método para volverlos locos también. Y es correcto, esa es mi táctica para cambiar sus vidas.

En 2009, Noel Thompson, uno de los entrenadores del equipo de luchas greco-romanas de los Estados Unidos, envío a su equipo de luchadores a entrenar conmigo durante un fin de semana. Había conocido a Noel en una de mis carreras el año anterior y él estaba intrigado por mis únicos y a veces locos, métodos de entrenamiento. El creyó que yo podría ayudar a su equipo.

Así que desde el día que llegaron al aeropuerto de Rutland después de 5 horas de vuelo, me asegure de que ellos se enfrentaran a lo inesperado. Hasta el momento de su llegada, nadie les dijo porque ellos habían venido a verme y que es lo que experimentarían. Su entrenador había hecho los arreglos del viaje, así que algunos de los mejores luchadores olímpicos del mundo estaban completamente a oscuras respecto a la aventura y el tipo de entrenamiento al que se enfrentarían.

Quería darles una adecuada introducción al estilo de vida Spartan, así que los recogí en el aeropuerto y después de conducir la camioneta un rato, sin miramientos, los deje a un lado de la carretera – Route 100 en Nowhersville, Vermont. Mi granja, que también en ese entonces funcionaba como los cuarteles generales de Spartan Race a nivel mundial, era su destino, una simple caminata de 10 millas a través de una serie de colinas poco inclinadas. Hacía un frío congelante, intentaron hacer algunas llamadas, pero como estaban en medio de la nada no había señal de teléfono. Vestidos más para una reunión de negocios que para caminar en la montaña, tuvieron que recorrer toda la distancia hasta la granja cargando su equipaje. Hasta ese momento se dieron cuenta que iban a entrenar todo un fin de semana con un lunático en las montañas muy lejos de su casi artístico gimnasio de luchas.

Para los miembros del equipo, esto sonaba muy loco, o al menos, muy rudo. Estos atletas olímpicos no estaban acostumbrados a ser tratados de esa manera. Sin embargo, era la única opción que tenían en ese momento. Eran algunos de los mejores luchadores del mundo, pero como la mayoría de nosotros, ellos habían sido guiados durante toda su vida, en este caso, por sus entrenadores. Necesitaba saber cómo reaccionarían cuando se encontrarán frente a una situación que los probará de una forma inesperada. Los vinos más grandiosos vienen de uvas aplastadas, los diamantes provienen de carbón que fue sometido a una enorme presión y una espada debió resistir a una intensa cantidad de calor y golpes muy fuertes antes de convertirse en un arma de elite. De la misma manera, no solo quería saber si estos atletas serían capaces de calificarse a los juegos olímpicos, - lo cual ya intuía muy bien- sino quería saber si eran verdaderos campeones, y eso en buena medida dependería de la forma en la que estos luchadores respondieran al estrés de mis protocolos de entrenamiento. Después de todo, hay solo una medalla de oro para cada categoría de peso.

Durante el entrenamiento, los hice cortar y acarrear una enorme cantidad de madera en plena lluvia. Corrieron muchísimo en la montaña. Tenía un rollo gigante de alambre de alrededor de 5 pies de diámetro y que probablemente pesaba 300 libras,  los hice rodarlo montaña arriba. Estaba lodoso, así que había un riesgo constante de que resbalaran y el rollo los aplastará. Cargaron sacos de arena hasta la cima de la montaña y de regreso, cavaron trincheras, escalaron rocas, nadaron –alrededor de 8 millas. Hicieron mucho yoga Bikram a 110 grados de temperatura.

Al principio no estaban nada felices, - durante los últimos 15 años no habían entrenado de esta forma, por lo que no tenía ningún sentido para ellos. Se quejaban entre ellos y se preguntaban que estaban haciendo aquí. Estaban ahí solo porque su entrenador los había obligado.

El entrenamiento no les hizo ningún sentido, hasta que meses después, recibí una llamada de uno de los luchadores. Él había ganado el campeonato mundial y quería agradecerme. Su marco de referencia había cambiado desde que entreno conmigo. Me dijo que mientras estaba en el tapete de competencia en el evento final, solo quedaban 10 segundos y su oponente lo estaba golpeando, recordó que si había sido capaz de entrenar 48 horas seguidas con el maldito lunático en Vermont, podría soportar los siguientes 10 segundos. Así que eso fue la diferencia entre ser un campeón mundial o no.

La carrera de obstáculos donde conocí al entrenador Thompson meses antes requirió viajar en kayak durante un tramo, y en algún punto, los competidores estaban obligados a arrastrar sus kayaks a través de 20 yardas de lodo y hojarasca. Todos los otros equipos lo hicieron sin problema, pero Noel, que había estado arrastrando a su equipo por 100 yardas o más, de repente quedo atascado. Imagina la situación: su mente evaporada e instándolo a evitar meterse en el barro con su kayak como el resto de los corredores. Así que casi instintivamente lo sujete a él y a su kayak y los jale a ambos a través del lodo. Y todavía, fui capaz de empujarlos río abajo.

Él, como muchos otros que he visto, no se pudo adaptar a una situación desconocida. Él había evitado el lodo durante toda su vida, y cuando se atascó en él, todos sus miedos y toda esa programación – de padres, maestros, que te decían – “no te ensucies”- de repente se apoderaron de él y lo paralizaron. No tenía idea como lidiar con el obstáculo.

Después de la carrera, el entrenador Thompson se acercó y me dijo: “¿puedo hablarte?”

 “Seguro,” le dije. “¿Qué pasa?”

Él dijo, “¿Cómo aprendiste hacer eso”?

“Solo tienes que entrar en el lodo y avanzar”. No lo pensé dos veces. Esa es la forma en la que siempre enfrento la vida: pon un pie delante del otro, concentrándote en la pequeña meta que tienes enfrente, y así he logrado casi todo lo que me he propuesto. Por ello he aprendido a empujar cuando otros paran, incluso este entrenador quien ha entrenado atletas de clase mundial. ¿Cómo se pudo paralizar durante la carrera? En mi mente, solo te comprometes con algo y vas por él, sin importar que. El dudo de sí mismo, lo cual es el más grande error que la gente comete todo el tiempo.

Durante una lucha greco-romana no quedarás atascado en el lodo, al menos no durante las olimpiadas, pero probablemente quedes atascado en algún otro predicamento. La lucha greco-romana se encuentra entre los deportes más fluidos. Un encuentro olímpico tiene un inicio y un fin, pero nadie sabe lo que sucederá durante los cinco minutos que dura el encuentro. No hay forma de saber cuánta energía necesitarás o lo que encontrarás. La lucha greco-romana no es lineal como un maratón. Tu oponente puede ser completamente impredecible, buscando la forma de atraparte en llaves inesperadas de las cuales no puedas escapar.

Así que el entrenador Thompson envío sus luchadores a mí porque él sabía que podría ayudarlos para prepararlos para lo inesperado. Les enseñé que si eran lo suficientemente tenaces en el tapete de competencia, podrían vencer cualquier reto que ahí se les presentará. Mi meta no fue ayudarlos a prepararse para ganar; fue ayudarlos a prepararse para enfrentar lo desconocido.

No hay ningún elemento físico que se relacione tanto con lo desconocido como el lodo. El lodo se adhiere a nosotros, volviéndonos más lentos, jalándonos. Desde el inicio de la humanidad, los hombres y mujeres han sido forzados a tratar con esta arcilla café. El lodo retrasó a Napoleón en Waterloo, paralizo la invasión nazi en Rusia y convirtió el sendero de Ho Chi Minh en una carrera de obstáculos para los insurgentes en Vietnam. La mezcla de tierra y agua adherida a tus zapatos ha cambiado la historia. También creo que te ha hecho caminar más lento en algunas ocasiones.

En una Spartan Race siempre enfrentamos a los competidores con charcos y albercas de lodo, en los cuales no correrías si tuvieras otra opción. Estos obstáculos ayudan a prepararlos para el lodo de cada día de la vida, esa cosa que nos quiere hundir, o al menos trata de hacerlo. Tal vez no obtuviste el ascenso pero te enseñaremos a perseverar en tu trabajo de cualquier forma. Tal vez seas despedido, pero queremos que busques un nuevo empleo con una actitud positiva. Cuando estés realmente cansado y exhausto, el enfrentarte con lodo puede resultar en una mezcla tóxica, exacerbando el deseo de rendirse. Así que cada carrera tiene al menos una trampa de lodo en el trayecto. Sin ello, no sería una Spartan Race.

Pero eso es solo el principio. Spartan Race quiere que superes más que eso. Eso por ello que ponemos un trayecto brutal e inolvidable en frente de ti. Nuestra misión es sorprender a nuestros corredores, obligándolos a llevar sus mentes y cuerpos al límite, los ayudamos a ser más saludables a través de carreras de obstáculos retadoras, superiores y extremas. Las Spartan Race están diseñadas para instar a las personas a superar sus fracasos.

Mi meta con cada Spartan Race es motivarte a superar tu deseo de corto plazo por el confort y sustituirlo por un esfuerzo para alcanzar algo mucho más grande que tu situación actual. Cualquiera puede subir una colina. Pero ¿qué hay de subir la misma colina arrastrándose por debajo de 300 pies de alambre de púas? Los obstáculos y los retos mentales fuerzan a nuestros atletas a ser ágiles y capaces en movimientos laterales así como lineales y para ser resilientes al enfrentarse a las sorpresas.

Spartan Race es para cualquiera y cada uno que esté buscando hacer la diferencia en su propia vida y en la vida de la gente que los rodea. La idea general es esta: inicia con una Spartan Sprint, una carrera de tres millas con 15 obstáculos; luego entrena para una Spartan Super, una carrera de ocho millas con 20 obstáculos; y después entrena para lo más grande, el más rudo de todos los eventos Spartan, la Spartan Beast, un evento de 13.2 millas y 25 obstáculos. Estas longitudes no fueron escogidas arbitrariamente. He determinado que la distancia Spartan Sprint debe basarse en lo que la gente de la sociedad actual es capaz de hacer: cualquiera puede saltar del sofá y completar de tres a cuatro millas. La Super puede ser más retadora pero sigue siendo accesible para competidores en buen estado físico que participan por primera vez y para atletas de otros deportes. Sin embargo, la Beast fue diseñada para probar la voluntad de los atletas más duros.

Nuestra temporada termina en Septiembre con el Spartan World Championship, muchos de nuestros atletas empiezan su temperada de descanso después de las fiestas e inician a entrenar en Enero. Este ciclo se repite cada año, cada vez con más participantes por temporada.

Este no es un deporte donde el fundador y co-propietario (que podría ser yo) mira los juegos desde una habitación con aire acondicionado esperando por una repetición de televisión de cinco segundos de una anotación o alguna falta, o la cámara grabándome cuando estoy enojado o celebrando con mis elegantes amigos. En Spartan Race, todos nosotros nos unimos a la batalla, en la cual interactuó con, o al menos conozco, a todos los que corren. No importa a donde vaya, la pregunta que me hacen más frecuentemente ¿cómo te mantienes motivado? Eso me indica que los miles de personas que me hacen esa pregunta, de hecho, necesitan nuestra ayuda para mantenerse motivados. No es fácil, pero vale la pena.

La mayoría de los corredores Spartan necesitan mantenerse motivados pero otros solo necesitan el impulso inicial. Para mí, nuestras carreras generan un gran sentido de propósito más que el generado por maratones u otros eventos de resistencia tradicionales. Creo que es porque las carreras Spartan son más retadoras en muchos niveles; pero al mismo tiempo, son muy accesibles. La persona que tiene un trabajo muy demandante no podrá realizar un Ironman. Pero ellos sí podrían gastar unos 80 dólares para participar en una de nuestras Spartan Sprint de tres millas.

Tendrás que conocer una de nuestras carreras para apreciar su energía y singularidad. Se siente y suena como un evento deportivo y un concierto de rock en uno. Cuando asistas a la carrera, seguramente te preguntarás, “¿Quiénes son esas personas que van corriendo cubiertos de lodo y sudor, algunos de ellos usando pintura en la cara, gritando al unísono al inicio de la carrera?, ¿de dónde vienen y que los impulsa hacer esto voluntariamente? Eso suena realmente raro y loco.” El nivel de dedicación de nuestros corredores se refleja en nuestros índices de terminación de la carrera. En los días que iniciamos, era del 65%, y ahora probablemente está cerca del 90%, aunque ese número disminuye un poco cuando se trata de la Beast. Uno a uno ellos te dirán algo como esto:

“Estaba gordo”.
“Estaba fuera de forma”.
“Estaba aburrido con mi vida”.

Después ellos se encuentran con una Spartan y todo cambia.

Los corredores Spartan son bastante representativos del estilo de vida americano. El promedio de edad de nuestros participantes tendría una curva bastante alisada –no verás bebes gateando en el lodo y nuestro trayecto podría ser muy rudo para los gordos traseros de los ciudadanos más viejos, aunque podríamos animarlos si es que ellos quisieran intentarlo. En general, veras hombres y mujeres desde 10´s y hasta 50´s años corriendo a diferentes velocidades. Estos no son solo súper atletas, aunque muchos de ellos de hecho lo son. Estamos hablando de mamás, sobrevivientes de cáncer, el club de sobrepeso y otros con una fiera determinación.

Además encontrarás que las ocupaciones de los corredores Spartan reflejan el “mainstream” de América. Nuestras carreras atraen inversionistas de bancos, estudiantes, militares, maestros, plomeros, policías y bomberos, entre otras profesiones. Algunos corredores vienen de otros deportes y otras disciplinas como maratonistas, triatletas, fisicoculturistas, crossfitters, artes marciales mixtas y yoga. Para algunos de ellos, esto es su primera experiencia en una actividad deportiva organizada.

Pero, ¿por qué la gente hace largas filas para participar?, ¿por qué la gente se inscribe en estas cosas sin un aparente beneficio tangible además de una playera y una palmada en la espalda? ¿Porque lo hago yo, y otros como yo, correr estas demandantes distancias, ir en rutas que podrían destruirnos, o al menos, hacernos sentir perdidos algunas veces?, ¿No inventamos nosotros los autos, el aire acondicionado y elevadores precisamente para no sufrir estas cosas?

Así como los pequeños estudios de spinning, clases de baile, boxes de Crossfit, es definitivamente un nuevo movimiento que mejora la salud física. En vez de quedarse a dormir un sábado por la mañana, los corredores Spartan se obligan a participar en un test del infierno que probará su voluntad y fortaleza física. Ellos hacen esto porque quieren salir de su vida de confort, de la mediocridad. Probablemente se sientan mejor a la hora de empezar a entrenar con la finalidad de participar en una carrera y al terminarla podrían sentirse mejor aún – aunque en ese momento, la mayoría de ellos lucirán como si regresaran de la guerra.

La carrera mortal (death race)

Los orígenes de Spartan Race vienen de un tipo diferente de guerra y recuerdo una imagen, que en mi opinión, encapsula toda su esencia. En 2005 dos marinos retirados – 4 por ciento de grasa, seis pies de altura, con los músculos perfectamente definidos- sentados en el lodo junto a una mujer que se quitaba una de sus piernas. Ella estaba sacando el agua de su prótesis, después la volvió a poner en su lugar metódicamente, como si ello fuera un acto que realizará todos los días. Si piensas un poco sobre esta escena, podrías pensar que te has tropezado con una parte del infierno o con un set de filmación de películas, donde las lágrimas y la prótesis eran de mentiritas. Pero esta imagen fue real. Estas personas estaban participando  en un evento llamado “The Death Race”, una nueva modalidad de carrera que mis amigos y yo inventamos para exigir al máximo pero al mismo tiempo para inspirar a los participantes. Aunque esto ocurrió antes que el concepto de Spartan Race existiera, las semillas de un deporte extremo para las masas fueron plantadas en los caminos de aquella Death Race.

En la mañana de aquel día, les había dicho a estos tres competidores que tenían que nadar tres millas en agua congelada. Así lo hicieron, pero de acuerdo a las reglas que yo había establecido, sus tiempos no habían sido lo suficientemente buenos, – por cierto, ellos se enteraron de la existencia de esas reglas hasta ese momento. Por lo cual podrían terminar la carrera, pero ya no como participantes oficiales. La mujer, a quien le había sido amputada una pierna, se adaptó inmediatamente y continúo de acuerdo a los nuevos términos. A pesar de que estaba decepcionada, solo lo pensó durante un momento y continúo participando. Sin embargo los ex marinos simplemente no pudieron aceptar este cambio en el programa; no pudieron ajustar su marco de referencia. Estos hombres habían servido a su país con honor y eran ciudadanos modelos en todos los aspectos. Incluso podrían ser llamados héroes. Sin embargo, estaban haciendo berrinche en frente de mí, un comportamiento bastante inesperado por parte de hombres que habían participado en una guerra.

De eso se trata la Death Race, de una u otra forma,  genera atletas que se comprometen y se adaptan. Para que eso ocurra hay que llevar a los competidores al límite – y mas allá. Un examen brutal de resistencia mental y física que dura 48 horas, la Death Race parece un más un exorcismo que una carrera. Nuestro sencillo sitio web para el evento, youmaydie.com, daba las siguientes instrucciones a los competidores:

Esto es un verdadero reto. La Death Race está diseñada para enfrentarte a lo completamente inesperado y a lo totalmente loco. Es una carrera de resistencia en la que te enfrentarás al lodo, obstáculos, retos físicos y mentales, todo en 48+ horas de aventura. Con el 90% de tu voluntad no serás capaz de terminar esta carrera. Por favor, antes de inscribirte, considera participar en esta aventura solamente si estás acostumbrado a vivir retos extremos.

Teníamos tres Death Race al año. Una Death Race en el verano, una Death Race viajera y una Death Race en equipo. Cada Death Race tenía un tema. Un año fue religión, la carrera iniciaba y terminaba en una iglesia. En el año de traición, plantamos trampas en el trayecto para despistar a los participantes. La Death Race que describí anteriormente fue ensamblada de esa manera, algunos participantes la llamaron la trampa mortal. En las Death Race, se corren alrededor de 55 millas de noche por los bosques de las montañas de mi pueblo Pittsfield, Vermont, el cual tiene una población de 546 personas. Durante el curso de un año, más personas venían a Pittsfield para enfrentar la Death, que las que vivían en el pueblo.

La Death Race duraba hasta que quedará solo el 15% de los participantes; ósea, el 85% de los participantes tenía que abandonar la competencia, hasta que eso pasará el juego continuaba. Así que los competidores tenían que vencer a dos enemigos: los demás participantes y a nosotros, los organizadores. Lo que hizo a la Death Race única fueron los obstáculos y los retos durante el trayecto. Algunos de esos obstáculos tenían un propósito específico; algunos otros solo eran para joder a los participantes. El juego empezaba incluso antes de que iniciara la carrera. Sin más explicaciones, se les pedía a los competidores que llevarán a la carrera un smoking, 5 libras de heno, chaleco salvavidas, cinco dólares en monedas de un cuarto y una libra de semillas de pasto. La idea era siempre aventurarse ante lo inesperado.

Una vez que la carrera inicia, los retos pueden incluir: bucear para sacar las monedas, comer cebollas, extraer postes del suelo, arrastrar kayaks o llantas durante una ultra-distancia, cargar rocas durante seis horas, cortar madera durante cinco horas, hacer 3,000 burpees - cualquier cosa que obligue a los participantes a renunciar. Había una finalidad detrás de esta peculiar forma de tortura. Creo que confrontarte contra estos obstáculos tan duros es la mejor forma de renovar o refrescar al cerebro humano después de años o incluso décadas de mimos, predictibilidad y pretextos.

En esa carrera se encontraban los dos marinos, en el último punto de revisión antes de salir de la propiedad de la granja Riverside. El punto de revisión servía para dos cosas: para llevar el registro de los “buenos” corredores que pasaban por el punto de revisión y también por supuesto, para saber cuál de los corredores decidía renunciar. Amaba cuando podíamos alentar a todos los corredores a continuar, especialmente cuando el final del evento se acercaba.

El tercer día iniciaba con un poco de incertidumbre. Los competidores estaban exhaustos y el personal de apoyo de la carrera también. Cuando llevas a la gente a esas condiciones tan extremas y con pocas horas de sueño, no es raro ver a gente corriendo por ahí sin el chip que les avisa que deben ir más lento, o parar, o renunciar. Muchas personas eran incapaces de responder a las señales que su cuerpo les enviaba; estaban empeñados en completar su meta. A cualquier costo. De alguna manera esto era riesgoso, pero también es apasionante ayudar a la gente a sentir sus instintos o mecanismos de supervivencia primitivos. Es increíble verlos competir, aunque nunca estás seguro de que está pasando por sus mentes o sus cuerpos. 

En la última noche, les dijimos a los corredores que tenían que ir al granero blanco de la granja Riverside a las 6 a.m. vestidos con el smoking y con el resto del equipo solicitado en sus mochilas, listos para continuar la carrera. Los sorprendimos cuando ellos llegaban a un montaje intentando simular un casino. Fueron invitados a pasar de uno en uno a jugar póker. Cuando llegaban a la mesa les hacía una propuesta: podrían tomar su playera – prueba de que habían terminado la carrera – o podrían ir por todo, lo cual significaba que podrían obtener el cráneo metálico que nosotros habíamos comprado por 13 dólares en CVS. Pero eso implicaba una mayor apuesta: si decidían ir por el cráneo, y perdían, ellos habrían perdido también su playera e irse a casa con las manos completamente vacías, sin evidencia si quiera de que habían competido. Lo cual podría interpretarse como si ni siquiera hubieran estado en la carrera. ¿Por qué hacíamos esto? La gente realiza apuestas todos los días en sus vidas, relaciones, salud y más. La carrera obligaba a los participantes a empezar a pensar en esos términos, de como ellos realizan apuestas todos los días.




Tenía un increíble respeto por estos individuos; ya habían sufrido demasiado, solo para que se les negará su premio, y ahora estaban en la línea de salida para completar un nuevo reto, incluso cuando ellos ya fueron duramente castigados físicamente y apenas pueden mantenerse despiertos. Pero ese era el reto final y la única forma en la que podrían obtener su cráneo.

Tres cientos cincuenta participantes habían iniciado la carrera y al final de este último reto de apuesta, 20 de los participantes creían que se merecían el cráneo. Esto pasa cada año: un porcentaje siempre siente que es algo injusto, pero así es la vida. Incluso aunque nosotros hubiéramos estado de acuerdo con ellos, solo teníamos 7 cráneos como premio. Después de realizar una lluvia de ideas, teníamos una solución: les dijimos que la carrera regresaría al punto donde empezaron el día anterior, Blood Route, un terrible sendero de 18 millas por caminos difíciles y lodosos, un reto que sonaba ridículo incluso para los estándares de la Death Race. Asumimos que para ese punto los 20 participantes dirían no gracias y regresarían a casa. Sin embargo, las cosas no sucedieron así. Los esposos dieron un beso de despedida a sus mujeres, mientras que otros de los hombres adultos se desmoronaron y empezaron a llorar por la idea de regresar ahí, y no los culpo ni tantito. Yo también estaba empezando a llorar por lo mismo.

Así que ahí estaban al amanecer, en la línea de salida otra vez. 

Uno de ellos incapaz de ponerse su tenis, se colocó cinta adhesiva en sus pies como una posible y ridícula solución a sus problemas. Mi oferta de redención era regresar hacer lo que no pudieron completar lo suficientemente rápido el día anterior, mientras que el día se ponía bastante caluroso. De verdad no podía creerlo – aquí iban otra vez. Solo que les habíamos mentido. En realidad, íbamos a terminar con una Sprint; a unas cuantas millas del granero blanco, pararíamos a los primeros siete en llegar, les daríamos su premio, y les diríamos a los 13 restantes que lo sentíamos pero que la competencia había terminado. Habíamos puesto una ruta de tres millas con coordinadores ubicados en cada milla. Sus instrucciones fueron darles 10 minutos a los competidores para completar cada milla. Si no podían alcanzar el punto de revisión en el tiempo especificado, los debían detener, aunque esto representará literalmente sacarlos de la carrera. Final de la historia: solo los siete más rápidos serían nombrados finalistas.

Eso no tenía sentido salvo para nosotros. Cambiar las reglas y confundir a los competidores es parte de la carrera. Los competidores que estaban en la línea de salida harían una Sprint de casi tres millas, y los primeros siete en completar las tres millas serían coronados victoriosos y recibirían su cráneo de trofeo. Así sería. La carrera terminaría. Estaría en el río con los chicos para la hora de la comida. ¿Qué podría salir mal?

Mi esposa, Courtney, estaba en el primer punto de revisión en el puente cubierto, a media milla de la línea de salida. Ella les estaría diciendo a los que no cumplieran con el tiempo que la carrera había terminado para ellos y que regresaran a casa. Algunas personas realmente estaban corriendo, una escena difícil de creer. Algunos iban arrastrando sus cuerpos como zombie vendados y buscando como salir de esta terrible experiencia. Un hombre en ese momento había  utilizado cinta adhesiva para reparar su – el terreno había estropeado sus elegantes zapatillas de dos cientos dólares. Sin embargo el seguía moviéndose a pesar de su apariencia.

Nunca olvidaré a un chico que apenas logró pasar el corte. Ya estaba terminándose el tiempo en el punto de revisión y apenas lo logro por unos segundos, mi esposa le estaba gritando “sigue adelante”. Ese chico de verdad que merecía seguir en la carrera. Tuve que terminar la carrera para todos los que iban después de él. Ella decía: “regresa y ve con tu familia”. “Ve a dormir un poco y nos vemos el próximo año”. Algunas personas le hacían caso, pero otros se reusaban a parar. Ellos la pasaban con sus cuerpos de zombies como si ella no estuviera ahí. Ellos no renunciarían, al pasar junto a ella se escucharon varios “lo siento señora, pero no puedo detenerme”.

“Fue una experiencia horrible”, dijo ella. “Observaba como me miraban y veía como su switch estaba en posición de encendido. Había visto esa mirada en Joe muchas veces. Es el lugar al que decide ir en su cabeza para mantenerse en lucha y nada – ni su cuerpo cansado, temperaturas extremas o una fuerte oposición – lo detendrá hasta la línea de meta.

Así que estos chicos siguieron corriendo a través de su punto de revisión. Su primer pensamiento fue: ¿por qué no me creen? Y después: ¿A dónde diablos creen que van? Ella utilizó su voz enérgica de mamá y fue lo más ruda que pudo. Pero ellos la seguían ignorando. Hasta entonces se dio cuenta que ellos creían que la línea de meta estaba 18 millas adelante de ese lugar por un camino brutal, y eso era lo que ellos tenían en la cabeza. Ella pensó, “que mierda”- no hay forma que esto no termine de fea forma. Ella no podía creer que ellos tuvieran la fuerza para seguir adelante, empujando, destrozando sus cuerpos durante más de 70 horas en la carrera. Eran como una bacteria que se fortalecía con nuestros antibióticos. Ellos estaban en su “zona” y nada podría detenerlos.

Ella se comunicó al siguiente punto de revisión y les explico a otros dos miembros del staff de la carrera que estos chicos estaban en camino. Ellos estarían corriendo por el último puesto de revisión oficial antes de que se internaran en el parque nacional. Una vez que los corredores pasarán ese punto de revisión, todo se pondría bastante peligroso. Sin agua, ni puntos de revisión, sin voluntarios. El último hombre entre ellos y el peligro era Andy Weinberg, el director de la carrera. Andy es increíblemente carismático y habla el lenguaje de los atletas súper locos de ultra resistencia, porque él era uno. Andy le dijo a Courtney que no se preocupará. “Ve a la cama. La carrera se acabó.”

No fue sucedió así exactamente. Los siete cráneos habían sido repartidos a los “ganadores oficiales”, los chicos que corrieron más rápido. Estando frente a la entrada al parque nacional, Andy fue capaz de convencer a muchos de los corredores que la carrera había terminado. Excepto, por cinco hombres que se reusaron a detenerse. Ellos sabían que la carrera había terminado pero decidieron continuar de cualquier forma, sabiendo que lo harían completamente por su cuenta. Habían decidido que lo harían sin importar nada, ellos tenían que completar una misión Death Race en su propia cabeza, la cual en ese momento, ya no funcionaba adecuadamente.

Ahora era una situación peligrosa. Estos hombres eran militares bien entrenados y dado que era verano no podrían morir por la exposición al sol. Pero perder corredores en el parque nacional no era una buena publicidad. Sabía que un competidor en una Death Race debe estar preparado para romperse un tobillo en un mal paso, o sufrir laceraciones o hipotermia o incluso un ataque al corazón – esos eran riegos que los corredores asumían legítimamente. Pero perder a alguno de ellos no era aceptable.

Incluso los corredores firman la carta responsiva que dice: “podrías morir”, pero ellos eran nuestros invitados. Ellos eran gente grandiosa con historias verdaderamente inspiradoras. Ellos tenían vidas, familias, responsabilidades y yo me sentía a cargo de todo ello. Después de entender la situación y evaluar los riesgos, decidimos ir detrás de ellos.

Dos de los miembros del staff de la carrera los siguieron en el parque nacional en la Blood Route. Courtney, Andy y yo condujimos 30 millas o más alrededor de la montaña en los caminos principales, esperando verlos en cuanto emergieran del bosque. Yo tenía mucho sueño y Courtney me estuvo sermoneando durante casi 10 millas, así que me baje de la camioneta y me interne en un camino del bosque.

Asumiendo que los competidores habían seguido el camino correcto, no parecía ser un plan muy astuto. Pero era todo lo que teníamos. Courtney estaba alterada y asustada por la idea de perder a estos chicos. También estaba furiosa con ella misma por no poder hacer que los competidores pararan en el primer punto de revisión. Teníamos a toda nuestra gente buscándolos y también estábamos exhaustos. Era un mal escenario. No teníamos planeado que estos chicos dejaran la reservación. Durante los primeros 10 años que llevábamos en las carreras, nada como esto había pasado. Basado en lo lento que podrían ir y lo cansado que estaba su trasero, sentíamos que no estaríamos buscando durante mucho tiempo a esos chicos.

Ya era tarde, estaba lloviendo y hacía frío, cuando finalmente avistamos a los marinos, sentados a la orilla del lago. Estaban hambrientos, sedientos y alucinando. Estuvimos hablando sobre que les diríamos cuando los halláramos; como hacerlos parar; como convencerlos de que ya estaban eliminados y que de hecho la carrera había terminado. Courtney estaba muy aliviada pero también enojada, cuando los vio afloró su instinto de madre y toda la estrategia planeada se vino abajo. Bajo rápidamente del auto y corrió directo hacia ellos, su decepción era visible. Ellos probablemente pensaron que Andy o yo seríamos quienes les gritáramos o les diéramos algún premio por ser los “más locos”. 

Después un chico me dijo que creía que los recibiríamos con confeti en la línea de meta, cerca del lago. ¿Qué rayos?

Ella les explico que estaban fuera de ruta y la carrera había terminado y era hora de que entraran al auto para ir a casa. Les dijo que una tremenda fiesta los estaba esperando – lo cual era cierto – y era hora de irse. Nadie se movió. Ya había visto esa mirada vacía en mi antes, y sabiendo que era la última advertencia que les daba, Courtney – normalmente la persona más dulce que hayas conocido – les grito: “¡entren al auto ahora!”. “¡Mi esposo y mis amigos han estado buscando sus egoístas traseros, así que si quieren seguir viviendo, suban al auto ahora!”. Y así fue como ella lo logró, gritándoles y avergonzándolos, fue la única manera de convencerlos de que la carrera había terminado.

Caminaron al auto excepto por el chico sin calzado y cinta adhesiva alrededor de sus pies. Dijo que no le importaba lo que yo dijera o hiciera. Dijo que había sobrevivido al cáncer y ahora estaba corriendo por los niños enfermos para mostrarles que pueden vencer la enfermedad y conseguir grandes cosas en la vida. El también competía para reunir dinero que ellos necesitaban urgentemente para su tratamiento. El ya no podía seguir físicamente, pero no se había rendido mentalmente.

Courtney dijo: “Bien, entonces yo seré tu sombra. Iré contigo. Espero que conozcas verdaderas técnicas de sobrevivencia porque las vas a necesitar para mantenerme viva durante la noche. Ahora tendrás que cargar conmigo”. Ella iba en chanclas, shorts de mezclilla, camiseta y sin prepararse para correr por la montaña, considerando que solo eran unas 18 millas de regreso a Pittsfield.

En este momento, el chico empezó a ponerse sentimental. Finalmente se trepo al auto con los otros chicos. Casi inmediatamente se quedaron profundamente dormidos. Courtney condujo hasta encontrarme a mí y al resto del equipo de búsqueda, y luego regresamos todos juntos. Los competidores estaban completamente exhaustos pero sin duda podrían haber seguido, cojeando y arrastrándose por los sucios caminos y el lodo a través de las montañas sólo porque querían realmente crear nuevos límites para ellos durante el proceso.

Cuando la gente me escucha decir “necesitas sufrir” en referencia a la Death Race y el entrenamiento que se necesita para participar en ella, no me refiero a que tendrás que ser miserable. Me refiero a que tendrás que cambiar tus expectativas y dejar tu zona de confort. Cuando obligas a tu cuerpo ir a su límite, cuando te quedas sin respiración y adolorido, cuando exhausto no te queda otra que arrastrarte por el suelo – esa es el tipo de experiencia que te enseña lo mal que se pueden poner las cosas. Pero habiéndolo logrado, cambias el marco de referencia en tu mente y ahora se convierte en un nuevo estándar. Cuando esa rutina de entrenamiento demandante se termina, los pequeños percances que ocurren durante el resto del día, no son nada.

En busca de los espartanos modernos

La Death Race fue el precursor de la Spartan Race, la cual es una versión más estructurada de aquel ultra desafiante evento. Sin embargo, Spartan Race está basado en los mismos principios. La Death Race es, de hecho, un esfuerzo orquestado cuidadosamente para forjar cierto tipo de personas. El tipo de persona que podría ser considerado como el tipo A en la vida cotidiana, pero quien puede usar sus cualidades al máximo en ciertos contextos y situaciones. “¿cuántas de estas personas existen en el mundo?” me pregunté a mí mismo. La mayoría de las personas se desilusionan y, en nuestra sociedad, 99% de la gente busca la forma fácil de hacer las cosas. Pero ese 1% - ¿qué tiene esa gente que el resto del mundo no? Pues resulta,  que además de ser duros y poseer una voluntad increíble, tienen la habilidad de retrasar su gratificación y cambiar constantemente su marco de referencia, dos conceptos que abordaré a lo largo del libro.  

Después de tres o cuatro horas en la Death Race, todo mundo esta exhausto: el resto de las más de 70 horas es pura fortaleza de carácter, significa decidir terminar la carrera a pesar de que cada fibra de tu ser implore que renuncies. La gente en la Death Race no está en búsqueda de fama o reconocimiento. Lo hacen por sus metas personales. La fuerza de carácter es hacer algo no placentero o doloroso por un largo período de tiempo. La gente en la Death Race está bajo presión todo el tiempo. Se comprometen y cada hora que pasa ellos deciden resistir al dolor que cada vez es más intenso.

Fisiológicamente, lo que estás haciendo es resetear el punto de estrés de tu cuerpo. Me refiero a nuestro mecanismo el cual nos impulsa para pelear o huir cuando estamos escapando de un león para salvar nuestras vidas, no el que se activa cuando nuestras coles de Bruselas están ligeramente crudas, ni cuando estamos preocupados porque nuestra casa no es tan grande como la de ese antiguo compañero de clase con el que recién nos re-encontramos en Facebook. La forma más fácil de convencer a tu cuerpo para que tolere el tráfico no es a través de exponerlo regularmente a ese fenómeno, sino a través de mostrarle a tu cuerpo como se siente el verdadero estrés, es decir, el que se siente durante tu brutal rutina diaria de ejercicio.

Cada mañana, siempre me aseguró de tener mis 60 minutos de dolor – y cuando la rutina termina se liberan todos los tipos de químicos placenteros, y el resto del día transcurre fácil en comparación con eso. Periódicamente, necesito ir un paso más allá – tengo que ampliar los limites absolutos de mi cuerpo. Necesito hacer 10 horas de bicicleta o correr a media noche con mi amigo Andy. Sé que he realizado un reseteo exitoso de mi marco de referencia cuando colapso sobre el concreto y pienso que sentir eso es mejor que un colchón terapéutico.

Cualquier situación a la que me enfrente el resto del día, no será nada estresante en comparación con mi rutina de ejercicio. Si soy capaz de realizar una última serie de burpees cuando mis músculos están exhaustos, de correr un cuarto de milla más cuando mis piernas están quemándome, entonces puedo manejar fácilmente cualquier obstáculo que se presente durante el día. 
En un maratón o triatlón, sabes exactamente que sigue. En la Death Race, no sabes que obstáculos y retos se presentarán conforme avanzas. Esto tiene sus recompensas, incluso mucho tiempo después de que la carrera ha terminado. Mucha gente se va de la Death Race con un enorme sentido de propósito. Incluso creo que es mayor que en los maratones u otros eventos tradicionales de resistencia, porque es más retadora en varios aspectos.

“Para mí, la carrera es un juego de cambios”, dice Will Bowden, un competidor de la primera Death Race y quinto lugar en 2013. “Cualquier situación que te lleve a tus limites mentales, físicos, o ambos, y te permita decidir si quieres mantenerte cerca de ellos o cruzarlos y establecer un nuevo límite, siempre cambiará la esencia de tu ser. La Death Race hace justo eso”.

Mucha gente viene conmigo y me dice, “tu carrera ha cambiado mi vida, Joe.” Y eso es porque se genera lo que nosotros llamamos “inmunidad a los obstáculos” – la habilidad de superar obstáculos inesperados sin necesidad de estresarse demasiado. En términos científicos, es la habilidad de evitar el acto reflejo de pelear o huir de alguna situación inesperada, permanecer en calma y poder pensar claramente. Esta cualidad sirve también como entrenamiento para enseñar al individuo a no estresarse por obstáculos con los que no está familiarizado. Aquí hay algunos ejemplos clásicos de inmunidad a los obstáculos utilizada durante miles de años:
1.      Los estoicos de la antigua Grecia creían que el obstáculo más grande no era la muerte, ni el dolor, ni el sufrimiento, sino la cobardía. Mediante técnicas de entrenamiento para aceptar lo que no podían cambiar y ser valientes para enfrentar cualquier obstáculo, ellos eliminaron su miedo a la muerte.
2.      Los monjes tibetanos identificaban la falta de control de la mente como el mayor obstáculo. Así que los monjes pasaban días enteros haciendo pinturas de mándalas de arena, y cuando terminaban, barrían todo con una escoba. No se trata del destino; se trata del viaje y del proceso que nos da la oportunidad de practicar nuestra conciencia, concentración y control.
3.      Los estudiantes de Kung Fu deben vencer el obstáculo de la fatiga. Así que el maestro hace que sus estudiantes carguen rieles de tren a la cima de la montaña y luego de regreso. No es una tarea muy productiva, pero a los estudiantes ya no se les dificultará correr montaña arriba, ya que solo lo harán cargando su propio peso.
4.      El entrenador de Michael Phelps Bob Bowman identifico grandes e imprevistos retos que podría causar que sus atletas perdieran la concentración. Así que Bowman preparó a Phelps para las olimpiadas pasando por él (diciendo que era tarde) para ir a una reunión, así que Phelps no pudo comer; o rompiendo sus gogles antes del entrenamiento, provocando que se llenaran de agua mientras nadaba. Cuando los gogles de Phelps se rompieron durante las olimpiadas de 2012, él fue capaz de ganar el oro a pesar de ello.

No importa que sueños tenga una persona, atleta o no, se encontrarán obstáculos durante todo el camino. Cuando preguntas a la gente que quieren en la vida, obtendrás diferentes respuestas. La vida perfecta para un hombre de 30 años en las calles de Tailandia será diferente a la vida perfecta para un hombre de 60 años en un bote en los Hamptons. Cualquier idea de “buena vida” es dudosa. En algún punto de la vida nos encontraremos con dolor y decepción. Un familiar morirá inesperadamente. Algún amigo nos traicionará. Perderemos dinero. Como dicen por ahí, las cosas pasan.

¿Así que la Death Race es ruda, cierto? Es algo intimidante. Pero si te comprometes y perseveras, te las ingeniarás para sobrevivir. Y todo lo demás en la vida, parecerá insignificante. Podrías estar usando un bonito traje o vestido para ir a trabajar y empieza a llover. No pasa nada. O tu café está muy frío, o tu auto no arrancó en la mañana, o los niños están gritando. Ya nada será tan difícil nunca más, porque ya posees la inmunidad a los obstáculos. Te empiezas a sentir mejor contigo mismo. Tienes más confianza. Empiezas a contagiarlo. Es un evento que te cambia la vida.

En cualquier Death Race encontrarás atletas elite, olímpicos, marinos, jugadores de futbol, luchares greco-romanos y otros especímenes. No importa a que se dediquen en otros aspectos de la vida, nosotros siempre los inspiramos para alcanzar un nuevo nivel. Por ello, los correos electrónicos giran en torno al mismo tema: “cambiaste mi vida, fue increíble”. No es que hayan ganado la lotería y les demos 40 millones de dólares. No es que les hayamos dado una esposa hermosa. O no es que les hayamos dado de repente unos hijos grandiosos. Todo lo que hicimos fue hacer que probarán la esencia de ser humano.

Nosotros recibimos algo a cambio: inspiración. “Iniciamos la Death Race para encontrar gente con las cual congeniáramos”, explica Andy. “Queríamos rodearnos de gente que nos inspirará. La gente que nos inspira por lo general, es aquella que no renuncia, que no desiste, que no toma el camino fácil. Cada uno de nosotros podemos ser una de esas personas si así lo queremos. Tiempo de sacrificio ahora para obtener más tiempo después”.

La línea espartana de inicio

Debido a su naturaleza extrema, la Death Race está abierta solo a los atletas elite que tienen el tiempo para entrenar extensamente. Pero qué pasa con la mayoría de la población que no tiene ese tiempo. Así que decidimos crear una versión más accesible, que permitiera a un millón o más personas experimentar una carrera extenuante, delirante, extrema, llena de aventura y  demandante de resistencia, que de otra forma no sería posible que lo experimentarán. Spartan Race incluye elementos de la Death Race, pero fue necesario estandarizarlos y adecuarlos para que la gente común y corriente pudiera participar, pero también que fuera atractiva para atletas y competidores serios. Así que con eso en mente creamos un movimiento fitness mundial que cambiaría al mundo para bien.

El concepto inicial fue bastante confuso, lo único claro era que debía ser una carrera que incluyera obstáculos naturales y algunos fabricados por el hombre para probar la fortaleza física y mental de los competidores. Podría incluir tierra seca, agua, lodo e incluso fuego. El diseño final de la carrera fue determinado por obstáculos o retos que un humano debía ser capaz de realizar, ya que han sido realizados durante milenios. En resumen, el trayecto debía ser funcional, no debía requerir equipo especial – más que el corazón y el ADN que te hace sobrevivir y superarte.
Al principio no sabíamos cómo nombrar la carrera. Recuerdo que estaba sentado en la cocina de nuestra granja con Andy, Courtney y otros asociados, proponiendo docenas de nombres. Todos se quedaban cortos. El nombre debía decirlo todo, debía generar una emoción visceral cuando se dijera en público y también tenía que escucharse serio.

Recordé una de mis clases de historia, donde aprendimos sobre los espartanos de la antigua Grecia. Las historias sobre estos guerreros resonaron en mí y se quedaron conmigo para siempre.

“Vamos a llamarla Spartan Race”, dije.

Todos se quedaron callados. No había opiniones de desagrado, no había necesidad de debate. Así fue como nuestro nombre se creó, debido a que los Spartans parecían personificar todo lo que buscábamos. Ellos eran fuertes, valientes, ciudadanos ingeniosos que no eran tolerantes con la mediocridad. Fueron conocidos por su habilidad para derrotar a pueblos y ejércitos más grandes debido a su fuerza de voluntad. Se concentraron en la mente y el cuerpo por igual.

También nos gustó que datan de la antigüedad, ya que mucha de nuestra filosofía se rebela contra la sociedad moderna remontándonos a tiempos simples donde podías aventurarte en el bosque sin un sistema GPS que te guiará, trazar tu propio camino en vez de seguir los atajos de otros e iniciar el día sin una taza de café de Starbucks. Andy decía, ¿estas teniendo un mal día? Imagina que fuera como en Thermopila.

La organización de este deporte, empresa, o como quieras llamarle empezó a tomar forma. Suplique a viejos amigos de Queens, a miembros de la familia, a cualquiera que conocía para que ayudará a expandir la idea de que existía una forma más fácil y mejor estructurada que la Death Race. Algo en lo que todo mundo podía competir. Algo que se podía convertir en un evento olímpico. Empezamos a decirle a cualquiera que estuviera escuchando: “Solo inscríbete. No te preocupes si estas en buena forma”.

Empezamos a notar que las personas que se inscribían a la Spartan Race, empezaban a entrenar muy duro. Estaban motivados por terminar la carrera, así que empezaron a exigirse cada vez más en sus rutinas de entrenamiento. Es normal entrenar muy duro antes de un evento, como ellos hacían. Y cuando se presentaron al evento, estaban en la forma que esperaban, así que fueron capaces de cruzar la línea de meta junto con todos los demás. También encontraron más amigos que compartían su mentalidad fitness.

Puedes pensar que esto fue muy loco… pero imagina si todo mundo iniciara haciendo esto.





   



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