Banner Facebook

miércoles, 10 de agosto de 2016

LOS FUNDAMENTOS DE LOS ESPARTANOS



Nuestros ancestros los tenían, ¿Por qué nosotros no?

¿Recuerdas la película de dibujos animados del 2008 llamada Wall-E? La película mostraba una triste imagen del futuro de la raza humana – esencialmente, nos convertíamos en una sociedad de obesos, las personas con una pésima condición física eran transportadas a través del espacio en sillones flotantes y se alimentaban cada vez que así lo requerían. Seguro, suena divertido, pero me tengo que rascar la cabeza y preguntarme: ¿será eso realmente nuestro futuro?

Hay evidencia que sugiere que esta representación caricaturesca del futuro no está muy alejada de la realidad. Estimaciones recientes indican que el 50% de los norteamericanos serán obesos para el año 2030. En la actualidad, ya no necesitamos salir de nuestras casas para comprar comida – en realidad, ya no tenemos que salir de nuestras casas para comprar nada. Unos cuantos clicks, y podemos tener cajas de comida procesada, pañales para bebes o cigarros en la puerta de nuestra casa. ¡Que maravilla! Y así podría seguir y seguir sobre la alarmante trayectoria hacia la obesidad, pero eso no resolverá el problema. Para resolver el problema, necesitamos echar un vistazo al pasado – hace 5,000 años – y aprender.

Hace 5,000 años, la funcionalidad de los humanos reflejaba la forma del cuerpo humano. Por cientos de miles de años hasta ese punto, nuestros cuerpos se han adaptado a ciertos tipos específicos de movimientos – caminar, correr, cargar, arrastrar, saltar, gatear y trepar. Nuestros cuerpos evolucionaron al punto de convertirse en máquinas calibradas cuidadosamente, con músculos que movían huesos en respuesta a una sinfonía de señales provenientes de su sistema nervioso central. En pocas palabras, los seres humanos hacían lo que sus cuerpos habían evolucionado para hacer bien. Irónicamente, mientras los humanos hemos desarrollado un conocimiento más sofisticado de cómo funciona nuestro cuerpo, nos hemos vuelto cada vez menos saludables.  

Vamos a empezar desde atrás. La kinesiología, o el estudio de los movimientos humanos, aunque esta disciplina data desde la antigua Grecia, hay algunos indicios de que el ejercicio era recetado para mejorar la salud alrededor del año 2,600 A.C.  Ósea, mucho tiempo antes de que la Grecia antigua existiera. Pinturas que datan del año 2,500 A.C. descubiertas en la tumba de Beni-Hasse muestran algunas imágenes de ejercicio, juegos de pelota, y luchas. Muchos cientos de años después, un peleador y boxeador griego llamado Herodicus decía que el ejercicio puede prevenir enfermedades y mejorar el desempeño atlético. El creía que el consumir comida sin hacer ejercicio provocaba una digestión deficiente, lo que provocaba enfermedades. Esto corresponde a la ecuación moderna del equilibrio energético (calorías que entran, calorías que salen). Mientras esto es obvio para nosotros, el hecho que Herodicus había descubierto sugiere que la gente de su tiempo había empezado a olvidarlo o a ignorarlo.

Hipócrates hizo descubrimientos similares a través de la medicina. Los escritos de Hipócrates son una colección de más de 60 trabajos médicos escritos por el mismo Hipócrates o relacionados con sus enseñanzas. En el volumen llamado “la naturaleza del hombre”, Hipócrates escribe sobre las enfermedades y los estados provocados por el ejercicio y que son curados por el reposo, y también sobre las enfermedades que son curadas a través del ejercicio. El notó que solamente el comer no era suficiente para el hombre, también tenía que hacer ejercicio. Tanto la comida como el ejercicio, trabajando juntos producían “salud”. Al igual que Herodicus, Hipócrates estuvo escribiendo estas cosas por una razón. Quizá el vio los efectos de una sociedad enferma que empezaba a volverse floja debido a la abundancia. Cualquiera que fuera la razón, el hecho de que Hipócrates apuntaba sugería una verdad básica, respecto a que su gente al igual que la de Herodicus había empezado a perder el contacto con la actividad física.

Siguiendo la línea de tiempo desde aquel entonces hasta nuestros tiempos, vemos como la gente ha ido descubriendo, una a una, las piezas que forman la columna vertebral del entrenamiento espartano. Por ejemplo, Galeno, quien fue pupilo de Hipócrates, desarrolló una teoría de la medicina alrededor de “lo natural” y lo “no natural”. Lo NO NATURAL incluía seis cosas:

1.      Aire
2.      Comida y bebida
3.      Movimiento y descanso
4.      Dormir y despertar
5.      Excreciones y retenciones
6.      Pasiones de la mente

Galeno creía que ninguna de estas seis cosas nacía con el ser humano, por lo tanto el las llamaba “no naturales”. En nuestra nomenclatura moderna, nosotros las llamamos “elecciones del estilo de vida”. Galeno también descubrió que un trabajo físico intenso era muy bueno no solo como trabajo sino para alcanzar nuevos pesos o nuevas marcas. También sugirió que los atletas evitarán el sobre entrenamiento y realizarán actividad física con moderación. Finalmente, él estudió anatomía, acuñando términos que aún se utilizan, como por ejemplo la clasificación funcional de las articulaciones (diartrosis y sinartrosis) y algunas funciones musculo esqueléticas.

Este sistema médico, el cual forma parte esencial del sistema de entrenamiento espartano, perduro por miles de años. Por ejemplo, el físico español Cristóbal Mendez hace referencia a las seis cosas no naturales de Galeno en un libro. Alrededor del mismo tiempo, los educadores italianos Vittorino y Maffeuseginus integraron al ejercicio dentro de su programa educativo – un concepto muy espartano. Otro italiano, Santorio, registró meticulosamente su peso durante 30 años después de comer, ayunar y trabajar, convirtiéndose así en el primer estudio de los efectos de la dieta y la actividad física en el aumento y disminución de peso. En el siglo XVII, Leonardo Da Vinci, Vesalius, Galileo y Borelli hicieron intensos estudios de la anatomía humana; esbozaron cada músculo del cuerpo humano y se convirtieron en los primeros biomecánicos. Después en el siglo XVIII, físicos como Francis Fuller escribieron libros enteros alrededor del concepto de la medicina y el ejercicio. William Heberden incluso encontró que uno de sus pacientes curó su enfermedad cardíaca talando madera durante 30 minutos al día. Suena como una receta que daría un doctor espartano ¿verdad?

Desde entonces nuestro conocimiento médico ha ido aumentando. Por ejemplo, los físicos del siglo XVIII sentaron las bases para entender el metabolismo que produce el cansancio. Hales, Black, Preistly y Lavoisier, por ejemplo, descubrieron como el oxígeno y el dióxido de carbono se relaciona con el equilibrio energético y la respiración celular – el sistema mediante el cual obtenemos energía de los elementos en nuestra  atmósfera. También durante este período de tiempo, Lind identificó la vitamina C como un nutriente esencial  para la vida y Cavendish empezó a mapear las estructuras de los carbohidratos, proteínas y lípidos. En el siglo XIX en América, la salud, higiene, nutrición y la condición física fueron temas calientes entre los físicos. Incluso el uso del tabaco fue rechazado por los físicos. El primer laboratorio de fisiología formal fue establecido en la Universidad de Harvard en 1891,  y en 1900, nueve hombres se graduaron con grados académicos del Departamento de Anatomía, Fisiología y entrenamiento físico. Ellos fueron, en cierto sentido, los primeros maestros de educación física, instructores y entrenadores personales. Otras universidades siguieron, incluyendo al Instituto Carnegie, la Universidad de Illinois, y el Colegio Springfield, todas con sus propios laboratorios. De 1927 a 1946, el laboratorio de fatiga de Harvard – sí, así era como lo llamaban – colocó más de 350 artículos de fisiología aplicada al ejercicio y enseño a toda una generación de fisiólogos deportivos. Esta escuela de pensamiento se extendió por el Atlántico a países como Dinamarca, Suiza, Noruega y Finlandia, donde físicos hacían descubrimientos “similares”.

¿Por qué ponemos esa palabra entre comillas? Lo que estoy tratando de mostrarte es que durante los últimos 5,000 años, los principios fundamentales de la salud holística, los cuales se han convertido en los principios fundamentales del entrenamiento espartano y el estilo de vida espartano, no han cambiado. Como dice el dicho, no hay nada nuevo bajo el sol; y lo mismo aplica con el entrenamiento espartano. Nuestros ancestros quizá no sabían sobre las reacciones específicas de las células ni los mecanismos que producen una buena salud y previenen enfermedades, pero ellos sabían muy bien que debían mantenerse en movimiento, por lo que corrían, saltaban, lanzaban, gateaban y jugaban. Si ellos estuvieran aquí ahora, seguramente estarían de acuerdo con nosotros – “me refiero a nosotros, atletas y entrenadores espartanos” – pero también se rascarían la cabeza y dirían “¿no todo esto es increíblemente obvio?”

Todo nuestro progreso científico representa una trágica ironía. Durante los últimos 5,000 años, así como nuestro conocimiento sobre la fisiología humana se ha incrementado, nuestra salud ha disminuido. Nuestro entendimiento de la salud se ha extraído del cuerpo y se ha vaciado en los libros. En vez de hacer cosas por la salud, nos dedicamos meramente a hablar sobre ello. Así como nuestra tecnología se ha vuelto cada vez más avanzada, empleamos cada vez menos tiempo en actividades físicas; y como resultado, estamos cada vez más cerca de la sociedad descrita en la película Wall-E. Para ser honesto, no creo que falte mucho para que se cumpla la profecía, sin embargo hay una solución intuitiva.

Cuando viajas, si te das cuenta que has ido en la dirección equivocada durante mucho tiempo, la solución lógica es dar vuelta. El entrenamiento espartano toma este concepto y trabaja con él. El entrenamiento espartano toma los movimientos animales básicos y los vuelve ejercicios primarios. La comida espartana de la semana recapitula la dieta de nuestros ancestros, es decir, la comida natural, y los alimentos completos son las bases del plan de nutrición – ya que hemos estado comiendo estos alimentos y solo estos alimentos durante cientos de años. El Spartan X, o programa educativo espartano, resucita principios antiguos y prácticas de éxito que han dominado durante milenios: disciplina, propósito, pasión, autenticidad y virtud. Retrocediendo y volviendo hacer lo que nuestros ancestros hacían, regresamos a una forma más auténtica para la salud humana de lo que cualquier descubrimiento científico puede proveer.

Si los seres humanos van a sobrevivir al siglo XXI y más allá, necesitamos “retroceder”. Necesitamos seguir el ejemplo de los grandes creadores – los intrépidos colonizadores de la Colonia Plymouth, los tipo Henry Knox que arrastraron 60 toneladas de artillería en trineos por 300 millas a Boston desde Ticonderoga en 1775, y los Ernest Shackletons quien vivió una verdadera aventura de vida. No podemos sucumbir ante la automatización de la vida – el crecimiento continuo del nivel de comodidad en todas las áreas de la vida moderna, el hecho de que podamos comprar todo lo que necesitamos desde casa, se ha traducido en la reducción crónica de movimiento o inmovilidad. Necesitamos volver nuestras vidas difíciles. El movimiento es lo que nos ha permitido vivir los últimos cientos de miles de años, y sin movimiento, no llegaremos muy lejos en el siguiente capítulo.  


 Por Jeff Godin, Ph. D. SGX